Alternancias térmicas
Betevé tuvo la buena idea de filmar la tormenta del miércoles en Barcelona desde el mirador de Collserola. Una cámara fija y las imágenes aceleradas para, en poco más de uno minuto, explicar un fenómeno espectacular. El paso de un paisaje aparentemente tranquilo hasta el presagio de nubes deformes y la traca final que todo lo oscurece con niebla y lluvia parecen la metáfora de los métodos políticos que imperan no sólo en Madrid y Barcelona sino en muchas capitales del mundo.
MADRID. La sesión de control al Gobierno en el Congreso de Madrid del mismo día fue tensa, sintomática y, a su manera, memorable. Una sucesión de temas candentes, con puñaladas y golpes de efecto incluidos, y la sensación de que el vigor parlamentario español responde a biorritmos más verosímiles que los que condenan el Parlament de Catalunya a vivir en un estado de amenazadora letargia o de vocacional hipotensión.
¿DÓNDE ESTÁ JOSEP CUNÍ? Pasa de vez en cuando: alguien me pregunta “¿Y el señor Cuní, qué hace?” Que le llamen señor es, deduzco, un síntoma de respeto y la consecuencia de haber acumulado eso que denominamos trayectoria. A los curiosos procuro responderles con exactitud que Cuní está activo y se dedica, desde hace un año, a recorrer el mundo para dirigir y presentar documentales informativos (emitidos por Cuatro) sobre países con distintos grados de convulsión y crisis democráticas: EE.UU., Rusia, Inglaterra. El jueves estuvo en Bélgica y se sumergió en la pintoresca y peculiar realidad identitaria belga. El método de Cuní rehúye el modelo de especialistas y pone el termómetro de la curiosidad entre contribuyentes y ciudadanos exigentes, desamparados o al límite de la xenofobia, que no acaban de sentirse cómodos, por exceso o por defecto, con la realidad que les toca compartir. Ahora más que nunca, y por razones obvias, resulta inevitable que el espectador establezca malévolos paralelismos entre Bélgica, Valonia y Flandes y España y la Catalunya que el martes ocupó pacíficamente la Diagonal.
UNA NEVERA EN EL PLATÓ. Deslocalizado en La Sexta por razones de mercado y voluntad de cambio, Alfons Arús adapta el formato de Arucitys ,de sobremesa y siesta, a un horario de despertador. El nuevo nombre, Arusitys, define la voluntad de no distanciarse de la fórmula original, pero, en la práctica, el ritmo matinal y la competencia lo obligan a acelerar la sucesión frenética de contenidos efervescentes, un turbo que siempre ha definido los programas con sello Arús. El otro día, con un especialista sobre cómo deberíamos conservar los alimentos en la nevera, a Arús se le veía impaciente, nervioso, de pie, como si quisiera contagiarle al experto, demasiado lento y digresivo, su característico dinamismo eléctrico. ¿Aprendimos algo? Sí. “El frío baja”, afirmó el especialista. Y Arús puso cara de pensar que, después de su programa, ya llega Al rojo vivo que, por pura lógica térmica, digo yo que subirá.
La tempestad parece la metáfora de los métodos políticos que imperan en medio mundo