Marne Levine
La red social publica un sitio y un manual para que los adultos comprendan cómo la utilizan sus hijos adolescentes
DRA. DE OPERACIONES DE INSTAGRAM
Instagram ha publicado un sitio de internet y un manual en formato pdf para que los padres comprendan cómo sus hijos adolescentes se conectan por medio de la red social y puedan ayudarles a utilizarla de manera segura.
El último grito en el mundo digital no es una nueva red social ni la enésima cruzada en favor de la privacidad de nuestros datos personales ni la aparición de las nuevas y fascinantes posibilidades que ofrecen la última aplicación, el último modelo de teléfono inteligente del mercado o el enésimo gadget. “Hay un concepto, el del bienestar digital, que está muy de moda”, dice Miquel Àngel Prats, profesor titular de Tecnología Educativa de Blaquerna-URL.
La mayoría de los grandes del mundo digital están introduciendo herramientas para que sus usuarios puedan hacer frente a la hiperconectividad. Básicamente se trata de funcionalidades que indican a los usuarios el tiempo que llevan dedicado a lo largo del día al uso de sus dispositivos y de las distintas aplicaciones que tienen instaladas.
En este sentido Instagram, la red social de fotografías y vídeos, acaba de publicar un sitio (parents.instagram.com) –y un manual en PDF– específicamente para que los padres con hijos adolescentes que usan esta red social comprendan mejor cómo funciona y puedan ayudar a sus hijos a hacerlo de una forma segura. Casi el 40% de los usuarios de esta red social son jóvenes entre 16 y 24 años, e “Instagram se ha convertido en la tarjeta de visita de los adolescentes, que además sienten una gran presión de grupo para tenerla instalada en sus teléfonos”, asegura el experto.
“Sabemos que a muchos padres y tutores les preocupa lo que sus adolescentes están haciendo en internet, y sentimos una gran responsabilidad para que Instagram sea un lugar positivo para que se conecten y compartan”, dice en un comunicado Marne Levine, directora de operaciones de Instagram.
Tras una explicación sobre qué es Instagram –cómo si hiciera falta–, y el recordatorio de que los menores de 13 años no pueden tener una cuenta en esta red social, el manual se centra en tres aspectos como son el quién o la gestión de la privacidad; el cómo o las interacciones; y el cuánto o el tiempo que los jóvenes pasan dentro de la aplicación.
Para ello, el manual es una descripción de las funcionalidades que la aplicación de fotografía ofrece para controlar todos estos aspectos. Un mero tutorial al más puro estilo YouTube que ayuda a localizar dónde y cómo configurar si queremos que el perfil de nuestro hijo sea privado o público, cómo bloquear y reportar a usuarios que demuestren un comportamiento poco adecuado, cómo usar los filtros para no ver contenidos relacionados con determinadas palabras y cosas que no queremos, y cómo aprender a manejar y configurar los recordatorios de uso de la aplicación, para que los adolescentes puedan controlar el tiempo que pasan usando Instagram. Y esto es todo.
En ningún caso, en esta guía, “se habla del porqué. De por qué, por ejemplo, un adolescente debe tener una cuenta en Instagram. Tampoco hay una reflexión de los riesgos y de los peligros”, echa de menos Prats. “No se habla para nada de la imagen personal ni de desde qué posición el menor hará las fotos, ni del narcisismo, ni de qué tipo de fotos hará. Si serán sólo de sus amigos y en qué tipo de situaciones”,
El 40% de los usuarios de la app son jóvenes de entre 16 y 24 años que la han convertido en su tarjeta de visita
lamenta este experto. “Al final, aprender a convivir es el gran reto de las escuelas en el mundo digital”, añade Prats.
En el mismo documento, también anima a los padres a que “conversen” con sus hijos sobre cómo van a usar Instagram. Para Prats lo importante de verdad es “que a determinadas edades la cuenta sea tutelada por un adulto”, aunque “la efervescencia de la adolescencia y el derecho que tiene cualquier joven de esa edad a comportarse como tal” puedan crear algún conflicto con los padres, que estos “deberán gestionar con mano izquierda”, opina Miquel Àngel Prats. Para el profesor de Blanquerna, en estos casos, “el derecho y, sobre todo, el deber de tutela de los padres va por delante del derecho a la intimidad de los hijos”.