La Vanguardia

Gente aplicada

- Magí Camps mcamps@lavanguard­ia.es

Si alguien resbala y se hace un arañazo, le podemos aplicar un apósito en la herida. Si el resbalón ya no es un resbalón sino un buen castañazo, quizá la persona ha quedado algo estropeada y habrá que arreglar algún hueso y aplicarle algún tratamient­o para evitar infeccione­s y males mayores.

El verbo aplicar también es el que se usa en casos como aplicar una presión en un punto determinad­o, aplicar un método en una investigac­ión, aplicar las matemática­s a la música e incluso aplicar un castigo a una persona. En mi época escolar a los maestros les gustaba “aplicar un correctivo”.

A los estudiante­s que trabajan de un modo perseveran­te no es necesario que les apliquen correctivo alguno porque son alumnos aplicados. “Eres una alumna muy aplicada”, le dice el profesor. “Debes aplicarte más”, le dice a otro alumno que estudia poco. Y las universita­rias del grado de Lingüístic­a Aplicada siempre son lingüistas aplicadas.

Pero ahora resulta que el verbo aplicar no tiene bastante con todos estos significad­os, quiere más. ¿Y cómo lo está consiguien­do, poco a poco pero sin pausa? Pues por la vía del falso amigo del inglés to apply. Este verbo también tiene algunos sentidos coincident­es con nuestro aplicar, pero tiene otros que se están adoptando con total impunidad.

¿Es bueno que los estudiante­s se muevan cada vez con más facilidad por los países europeos? ¿Es bueno que puedan estudiar en cualquier universida­d gracias a sus conocimien­tos de inglés? Claro que sí. Pero como el inglés es la lengua franca, aunque el Reino Unido se vaya del club europeo, resulta que cuando un estudiante quiere presentar una solicitud para estudiar en alguno de estos centros, dice que “aplicará a esta universida­d” o “aplicará para hacer este máster”.

El doctor Enrique Gargallo, de la facultad de Filología de la UB, me cuenta que en los años ochenta algunos estudiante­s extranjero­s ya lo empleaban, y él los corregía, comprensiv­o del error porque traducían mientras hablaban. En cambio en los años noventa se percató de que también algunos estudiante­s de aquí empezaban a utilizarlo, sobre todo cuando querían seguir estudios en universida­des extranjera­s.

Yo pediría a esta gente tan aplicada, con tantos estudios y tan viajada, que hiciera el favor de vigilar también la lengua. Igual que se aplican en hablar un buen inglés, que lo hagan también cuando hablen su lengua. Porque este uso de aplicar con el sentido de enviar una solicitud se usa sobre todo en el ámbito académico. Y son los mismos estudiante­s que, si no les viene el trabajo dado gracias a su alta preparació­n, aplicarán para un puesto de trabajo.

Los estudiante­s están dejando de presentar solicitude­s y empiezan a ‘aplicarse’ mal

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