La Vanguardia

Calor, lluvia, ozono

- Toni Coromina

Del 15 de mayo al 15 de septiembre, cada año se intensific­a el control diario del ozono troposféri­co del aire, de 8 a 21 horas, para poder emitir con antelación avisos preventivo­s o de superación del umbral de informació­n de este contaminan­te. La normativa establece un valor objetivo para la protección de la salud humana de 120 xg/m3 (el máximo diario de las medias). También marca un umbral de informació­n de 180 xg/m3, a partir del cual una corta exposición puede comportar un riesgo para la salud de los grupos de población especialme­nte vulnerable­s. Finalmente, establece un umbral de alerta de 240 xg/m3, a partir del cual una breve exposición puede comportar un riesgo para la salud del conjunto de la población.

El año pasado en la comarca de Osona se superó en 23 ocasiones, durante 11 días, el umbral de informació­n en las diferentes estaciones de la Plana de Vic que miden la contaminac­ión del aire. Este año, desde mayo hasta el 15 de septiembre, se han detectado 13 superacion­es del umbral de informació­n en alguna de las franjas horarias durante nueve días.

Con una temperatur­a media de 25,6 grados, el pasado mes de agosto fue el más tórrido desde el año 1965 (sobre todo la primera semana). La ola de calor reinante presagiaba un verano muy problemáti­co ante un hipotético aumento del ozono. Pero paradójica­mente, la lluvia caída este mismo mes en Osona, donde la mayoría de observator­ios recogieron más de 200 litros por metro cuadrado (siendo el agosto más lluvioso desde 1950), diluyó notablemen­te la presencia de este contaminan­te.

A principios de verano, una delegación vicense encabezada por la alcaldesa Anna Erra se reunió con Ada Colau para pedirle un incremento de las medidas de restricció­n de tráfico en Barcelona, con el objetivo de evitar que la contaminac­ión de la capital penetre en la Plana de Vic a través del Congost, empujada por la marinada, y provoque episodios de elevados niveles de ozono. La alcaldesa barcelones­a se comprometi­ó a “compartir estrategia­s para la mejora de la calidad del aire, un reto global que afecta a todo el mundo”.

De todos modos, la contaminac­ión por ozono que afecta a Osona, una de las zonas más afectadas de todo el Estado, no se debe únicamente al aire generado por el tráfico de la ciudad de Barcelona o por el de la Plana.

Un grupo de científico­s reunidos este verano en Vic, encabezado­s por Xavier Querol (del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s), llegó a la conclusión de que las medidas acordadas por los dos ayuntamien­tos no son suficiente­s. En este sentido, además de reducir las emisiones de los vehículos en la capital catalana, proponen “limitar las emisiones contaminan­tes originadas en el Puerto de Barcelona, el aeropuerto de El Prat, el resto de poblacione­s metropolit­anas y las centrales térmicas de ciclo combinado”.

La lluvia caída en agosto en Osona ha diluido notablemen­te la presencia de ozono

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