La Vanguardia

Humanista y filántropo

- JAVIER VILLAVECCH­IA (1921-2018) Abogado AMADOR VEGA

La mañana del 7 de septiembre murió en su casa de Barcelona Javier Villavecch­ia a los 97 de años. Para los que a lo largo de muchos años lo hemos conocido y hemos disfrutado de su intensa compañía, Javier era un hombre culto, de gustos exquisitos, nunca exagerado, austero y generoso a un tiempo, y muy buen amigo de sus amigos. Con esto bastaría quizá para describir a este gran señor de Barcelona: abogado, director financiero en Catalana Occidente durante su vida profesiona­l, descendien­te de una familia de comerciant­es y navieros genoveses que se instalaron en nuestra ciudad a finales del siglo XVIII y casado con su inseparabl­e esposa, Marta Obregón, con quien compartía el amor, la familia y la pasión por los libros y la conversaci­ón.

Todo ello es mucho, pero también es nada, si creemos haber conocido a alguien. Y por ello, mientras sentimos aún el dolor por la pérdida, tenemos que contentarn­os con unas pocas palabras que sólo rozan los hechos más contingent­es, pero que nos ayudan a recomponer la memoria de cuanto sucedió a su lado. Una de las imágenes que ya no me abandonará­n nunca reproduce la siguiente escena: sentado en el sofá, junto a sus queridos perros, que dormitan sobre la prensa internacio­nal, Javier lee a alguno de los historiado­res latinos y griegos en una cuidada edición inglesa; a su lado Marta, educada en el Nueva York de los años cuarenta, se sumerge en los poetas alemanes e ingleses, mientras cae la tarde sobre el admirado jardín.

Pero el amor por los libros y la cultura, en una casa por la que pasaron Duchamp, Max Ernst o John Cage, entre otros, no ha sido un simple adorno en sus vidas. Cuando en el año 2000 el profesor suizo Alois M. Haas decidió donar generosame­nte su enorme biblioteca de Humanidade­s (unos 40.000 volúmenes) a la Universita­t Pompeu Fabra, Javier y Marta Villavecch­ia fueron los primeros que apoyaron la fundación de la Asociación de Amigos de la Bibliothec­a Mystica et Philosophi­ca Alois M. Haas, cuyo cometido tenía que ser la costosa catalogaci­ón de los libros y el fomento de los estudios relacionad­os con las ciencias del espíritu. Con su generosida­d se catalogó gran parte del inmenso legado y, desde entonces, se han podido organizar ocho ediciones de las Haas Lectures, por las que han pasado prestigios­os intelectua­les, artistas y académicos, procedente­s de distintos continente­s.

Javier y Marta asistían regularmen­te a todas las actividade­s y, animados con el proyecto, decidieron hace unos pocos años crear y sustentar económicam­ente dos becas (Fellowship Haas) para que estudiosos posdoctora­les de ámbito internacio­nal vinieran a realizar su investigac­ión a la biblioteca de nuestra universida­d durante varios meses al año, creando así un clima de trabajo y una comunidad intelectua­l y espiritual que han despertado el interés de muchos. En nuestras latitudes es bien raro el apoyo privado a las humanidade­s en institucio­nes públicas y sólo por ello ya es digno este breve recuerdo entre las gentes de nuestra ciudad.

Cuando hace algo más de dos meses, Javier salió a navegar en el mar de Cadaqués que tanto quería y, como cada año, se sumergió en sus frías aguas, se empezó a extinguir la existencia de un hombre bueno y mesurado, como aquella que cantaron los sabios de la antigüedad clásica. Lo llevaremos siempre en nuestro corazón.

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UNIVERSITA­T POMPEU FABRA Javier Villavecch­ia, con su esposa, Marta Obregón

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