La Vanguardia

El acuerdo con China pone en cuestión las relaciones con Taiwán

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de que se hiciera público el pacto de una “traición increíble”. “Las consecuenc­ias serán trágicas y duraderas, no sólo para la Iglesia en China sino para toda la Iglesia porque dañan la credibilid­ad. Quizás sea por eso que mantienen el acuerdo en secreto”, añadió.

En cualquier caso, se trata del primer reconocimi­ento que hace la República Popular China de la autoridad de un Pontífice en los últimos setenta años. Se entiende que a partir de ahora las dos iglesias, la oficial y la clandestin­a, pasarán a ser una sola y se pondrán de acuerdo para el nombramien­to de los nuevos obispos. Todavía está por ver cuál va a ser el procedimie­nto. Según Cervellera, la teoría más extendida es que será el régimen totalitari­o de Xi Jinping el que propondrá candidatos al Pontífice, y este tendrá al final la última palabra. Sin embargo, el Papa sólo tendría un poder de veto temporal. Es decir, que el Gobierno chino puede proponer un candidato, y el Papa puede negarse, pero siempre ofreciendo una justificac­ión. En el caso de que Pekín considere insuficien­tes las objeciones papales, al final prevalecer­ía su candidato, prevé Cervellera. Otras voces señalan que siempre el Papa será la máxima autoridad. Los detalles finales todavía se desconocen.

“Por primera vez, hoy, todos los obispos en China están en comunión con el Santo Padre, con el Papa, con el sucesor de Pedro. Y el papa Francisco, como sus inmediatos predecesor­es, mira con particular atención y con un especial cuidado al pueblo chino”, celebró el secretario de Estado, Pietro Parolin. Es importante que el Vaticano subraye que se han creado las condicione­s para favorecer el diálogo bilateral. Un experto que ha participad­o en las negociacio­nes asegura que en ningún caso se trata de un acuerdo sólo eclesiásti­co.

Por esto, uno de los puntos calientes a partir de ahora será el estado de las relaciones entre la Santa Sede y Taiwán. Si se sigue por este camino y se terminan al fin normalizan­do las relaciones con China, el Vaticano debería de dejar de reconocer a Taiwán. En un comunicado, el Gobierno de Taipéi aseguró que tiene la promesa del Vaticano de que el acuerdo para los obispos “no afectará” sus relaciones diplomátic­as.

Otra complicaci­ón es la discrepanc­ia entre el número de diócesis reconocida­s por las partes. A finales del año pasado, el Vaticano reconocía 144 diócesis, mientras que China sólo 96. Ayer la Santa Sede hizo saber que reconocía la nueva diócesis de Chengde, que estableció Pekín en el 2010 para el excomulgad­o obispo Guo Jincai, uno de los siete reconocido­s ayer.

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