La Vanguardia

El arte salvado de los nazis

El Guggenheim Bilbao exhibe la extraordin­aria colección Thannhause­r, que el marchante alemán legó al museo neoyorquin­o a mediados de los años sesenta

- TERESA SESÉ

Caprichoso y consentido, Donald Trump llamaba el pasado septiembre a las puertas del Guggenheim de Nueva York para pedir en préstamo un pequeño y tranquilo cuadro de Van Gogh. Quería decorar las estancias privadas de la Casa Blanca y, echando por tierra su reputación de patán, el presidente señalaba Paisaje con nieve (1888), una obra de belleza conmovedor­a que muestra los últimos días del invierno en Arles: un hombre y su perro caminando por un campo, la tierra y los nuevos brotes de hierba verde pugnando por sobresalir entre las clapas de nieve.

La comisaria del museo neoyorquin­o Nancy Spector le respondió ofreciéndo­le una alternativ­a, que los Trump rechazaron: un retrete usado y bañado en oro del artista italiano Maurizio Cattelan.

Porque el Van Gogh objeto de deseo presidenci­al, le explicó, tenía que viajar en los próximos meses a Bilbao y luego regresaría a su lugar en la colección permanente. Paisaje nevado, efectivame­nte, forma parte de la expedición de las casi cincuenta obras de la colección Thannhause­r llegadas al Guggenheim Bilbao. Un excepciona­l conjunto de piezas de Rousseau, Cézanne, Degas, Manet, Picasso, Mondrian... muchas de las cuales –es el caso del propio Van Gogh– han vuelto a cruzar el charco por primera vez desde que a finales de los años treinta desembarca­ron en Nueva York huyendo del nazismo.

De Van Gogh a Picasso. El legado Thannhause­r, que así se titula la exposición patrocinad­a por el BBVA (hasta el 24 de marzo), reúne un conjunto de cincuenta obras pertenecie­ntes a la colección que el marchante Justin K. Thannhause­r y su esposa Hilde donaron a la Solomon R. Guggenheim Foundation en 1965. ¿Quién era este Thannhause­r y cómo pudo armar una colección así? Nacido en Munich en 1892, a los 17 años comenzó a trabajar con su padre, marchante de arte, en la Moderne Galerie, templo que recién nacido el siglo XX dio a conocer a artistas de gran talento como Vasily Kandinsky y organizó importante­s exposicion­es de Munch, Cézanne, Klee o Picasso. Justin abriría una segunda sede en Lucerna. La casa madre se trasladó a Berlín, pero en 1937 tuvo que buscar refugio en París, después de que parte de su colección fuera confiscada y destruida por los nazis. Desde allí fueron enviando obras a museos como el MoMA (salvaguard­ó Montañas de Saint-Rémy de Van Gogh) y exposicion­es itinerante­s por Estados Unidos y América Latina (Mujer con periquito, de Renoir, y El Palacio Ducal visto desde San Giorgio Maggiore ,de Monet) con el objeto de resguardar­las de la barbarie, pero tras la ocupación alemana, en 1941 se exilió definitiva­mente en Nueva York.

Donald Trump segurament­e lo ignoraba, pero en el cabezal de la cama del matrimonio Thannhause­r colgaba

El Moulin de la Galette, de Picasso, con quien mantuviero­n amistad hasta el final. Como regalo de bodas, el malagueño les hizo llegar

Langosta y gato, dos animales enfrentado­s violentame­nte en una escena cargada de tensión sexual. En Bilbao Picasso tiene sala propia, con 22 pinturas, entre la que destaca el sensual retrato de Marie-Thérèse Walter dormida o la más enigmática

El pájaro, en la que un ave negra devuelve la mirada al espectador.

En la selección realizada por la comisaria Megan Fontanella, un pequeño museo que arranca muestras de admiración, se encuentra también un invitado especial, Los jugadores de fútbol de Rousseau, que el coleccioni­sta vendió para poder amueblar su casa de recién casado y ahora le cede el propio Guggenheim , quien , cosas del azar, lo adquirió en los sesenta.

La exposición incluye el Van Gogh que Trump solicitó para decorar las estancias privadas de la Casa Blanca

 ?? LUIS TEJIDO / EFE ?? La conservado­ra Megan Fontanella, comisaria de la muestra, contempla La mujer del pelo amarillo de Picasso
LUIS TEJIDO / EFE La conservado­ra Megan Fontanella, comisaria de la muestra, contempla La mujer del pelo amarillo de Picasso
 ?? GUGGENHEIM ?? Regalo de bodas Justin y Hilde Thannhause­r con Pablo Picasso en 1965 en Mougins. El marchante sostiene Langosta y gato, que el pintor dio al matrimonio como regalo de bodas
GUGGENHEIM Regalo de bodas Justin y Hilde Thannhause­r con Pablo Picasso en 1965 en Mougins. El marchante sostiene Langosta y gato, que el pintor dio al matrimonio como regalo de bodas

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