Nuevos planteamientos
El análisis de los resultados del barómetro del CIS del mes de septiembre; y la decisión del Partido Laborista británico de repensar la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
EL Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hizo ayer público su barómetro de septiembre, que contiene diversos datos de interés. El principal quizás es el relativo a la estimación de voto, muy favorable para el PSOE. Los socialistas obtendrían, si se celebraran ahora elecciones generales, un 30,5% de los votos, casi diez puntos por encima del PP (20,8%), mientras que Ciudadanos recogería un 19,6% y Unidos Podemos, un 16,1%. De estos datos se desprende, por una parte, que Pedro Sánchez mantiene el favor popular que le brindó el éxito en la moción de censura contra Mariano Rajoy, así como la constitución de su Gobierno. Y, por otra, que el PP no ha rentabilizado en la encuesta el efecto del nuevo liderazgo encarnado por Pablo Casado. Dicho sea todo ello señalando que el estudio demoscópico se llevó a cabo entre los días 1 y 11 del mes en curso, cuando no había aflorado todavía la polémica sobre la tesis de Pedro Sánchez, aunque sí la relativa al máster de Carmen Montón, que acabó costándole, precisamente el día 11, el cargo de ministra de Sanidad.
Cabe interpretar que la caída de Rajoy fue la expresión de cierto descontento social tras los sucesivos escándalos de corrupción protagonizados por políticos populares. Y que los cuatro meses pasados desde que Sánchez relevó a Rajoy en la Moncloa no han bastado para revertir tal descontento. Ni quizás basten unos más si Casado insiste en presentar, como hizo el pasado fin de semana ante cargos del PP en Valencia, unas legislaturas allí manchadas por la corrupción popular como “un legado ejemplar” y un motivo de orgullo.
Todo lo dicho no debe ocultar que, a su vez, el Gobierno socialista ha sufrido en semanas recientes un desgaste considerable. Un desgaste jalonado por las caídas del ministro de Cultura Màxim Huerta y de la ministra de Sanidad Carmen Montón. Un desgaste que continúa con el caso protagonizado por Dolores Delgado, titular de un ministerio tan sensible como el de Justicia, cuyas grabaciones con el excomisario Villarejo, en prisión por sus múltiples fechorías tramadas desde las cloacas del Estado, centraron la brega política durante la jornada de ayer, en especial en el Senado.
El otro dato relevante del barómetro del CIS que nos ocupa es el relativo a una reforma de la Constitución, que contaría con un apoyo de casi el 70% de los españoles –exactamente, el 69,6%–. Y no para una reforma cosmética, sino para otra que la mitad de los encuestados (el 49,3%) quiere que sea “importante”. En este sentido es conveniente detallar que las reformas más deseadas por los consultados son las relativas a la coordinación sobre competencias en educación y sanidad, el aumento de la transparencia o el control de la vida política y la prestación de los derechos sociales.
Es un hecho que el resquemor de los populares tras perder inesperadamente el gobierno así como su escoramiento a la derecha, propiciado por la pugna con Ciudadanos por el electorado conservador, contribuyen al encrespamiento de la vida política. Escuchando a Casado o a Rivera, y atendiendo a su elevada y creciente presión sobre Pedro Sánchez, podría dar la sensación de que los 180 votos que tumbaron a Rajoy no existieron, y de que el PP confía en recuperar el poder pronto. Pero el momento de la sociedad española que refleja el barómetro del CIS, tanto en lo relativo a intención de voto como a los cambios de peso anhelados en la Carta Magna, nos dice por ahora otra cosa.