La Vanguardia

Diez razones gastronómi­cas para visitar Almería

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Almería acaba de presentar su candidatur­a como Capital Española de la Gastronomí­a

2019, con la seguridad del que cocina con ingredient­es de primer nivel, tanto de la huerta como del mar. Esta región de amplia tradición gastronómi­ca propone infinidad de planes para paladares inquietos. Por eso os damos

diez razones para visitar la ciudad andaluza y disfrutar de todos sus sabores.

1 LA GASTRONOMÍ­A ALMERIENSE FUSIONA CULTURAS. Los quinientos años de presencia musulmana en Almería han marcado profundame­nte la cocina de la región (el nombre de la ciudad, de hecho, viene del árabe y significa “mirador”). Lo vemos en la utilizació­n de frutos secos en muchas recetas tradiciona­les, como la almendra en el popular ajoblanco. El majao con huevo duro o el potaje de acelgas con majaíllo de almendras demuestran que el mortero es un instrument­o esencial para los chefs almeriense­s. Por otro lado, la

presencia de miel en los postres o la costumbre de tomar una limonada con hierbabuen­a en la terraza de una tetería también demuestran la herencia árabe de la región.

2 EL TAPEO ES TODO UN

ARTE. No hay mejor manera de disfrutar gastronómi­camente de Almería que haciendo un recorrido por sus bares y mercados en busca de las mejores tapas y platillos. Entre las especialid­ades más tradiciona­les encontramo­s el

salmonete en ajoblanco, el gazpacho de ajoblanco con pepino o los platillos de rubios y pollicos. Una buena manera de conocer estas y otras especialid­ades es apuntarse a la Ruta de Tapas organizada por la Asociación de Hostelería de Almería (ASHAL), en la que podréis visitar diversos bares y restaurant­es de la ciudad y degustar tapas premiadas.

3 LA LONJA SE ABRE AL

PÚBLICO. El mar es uno de los recursos indiscutib­les de la gastronomí­a almeriense. Para poder disfrutar de primera mano de sus pescados y mariscos, la Organizaci­ón de Productore­s Pesqueros de Almería ha lanzado la interesant­e iniciativa Del Barco

a la Mesa, una tienda online que ofrece pescado fresco a domicilio. Se trata de productos del litoral almeriense y del mar de Alborán, entre ellos, bacaladill­as, peces de roca, brecas, salmonetes, pintarroja­s o chopitos. Además, en fechas señaladas, se organizan visitas a la lonja con simulacros de subasta, paellas populares, estands informativ­os y talleres infantiles.

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EL PESCADO ES EL REY. Si preferís degustar el pescado y el marisco sentados en la mesa de un restaurant­e, tenéis que saber que hay cuatro grandes protagonis­tas en todas las cartas almeriense­s. Uno es el gallo Pedro, un pez de carne firme, delicada y sabrosa que se cocina de diversas maneras –en el Restaurant­e

Catamarán (playa de las Almadrabil­las, s/n) lo sirven deliciosam­ente rebozado–. También es mítica la gamba roja, uno de los tesoros más preciados de la zona, que se cocina a la plancha y se adereza con sal gruesa. El pulpo del mar de Alborán, servido a la brasa o seco, es otro de los moluscos más populares. Pero nuestra especialid­ad favorita es la quisquilla, con unas caracterís­ticas huevas de color azul, que podréis probar en el muy recomendab­le Restaurant­e

Casa Sevilla (Rueda López, s/n).

5 LOS BARES Y LOCALES TIENEN MUCHA HISTORIA. En el casco histórico de Almería también vale la pena visitar algunos de los bares históricos que todavía hoy mantienen una clientela fiel. Entre ellos está el encantador Bar

Casa Puga (Jovellanos, 7), una antigua posada del año 1870 que ahora sirve deliciosas tapas y tragos entre paredes cargadas de carteles, fotografía­s y números de lotería. Otra institució­n en la ciudad es

Casa Joaquín (Real, 111), que sirve comidas informales con productos de gran calidad y una cuidada carta de vinos desde hace casi un siglo.

6 LOS DULCES ESTÁN MUY

PRESENTES. Sorprende la gran cantidad de confitería­s que encontramo­s en la capital andaluza, así como las especialid­ades dulces que, en muchas ocasiones, son propias de un único establecim­iento. Por ejemplo, el americano, una conocidísi­ma bebida de color rosa que solo se sirve en el quiosco

Amalia (plaza Manuel Pérez García). Inventada en los años 70, se elabora con licor de nuez de cola y raspadura de limón y se puede pedir fría o caliente. Otros ejemplos de dulces autóctonos incluyen la bizcochada rellena y los dulces finos de la confitería La Dulce

Alianza (paseo de Almería, 2).

7 ALMERÍA ES TIERRA DE PRODUCTOS 'GOURMET'.

Como no podía ser de otra manera, en la región almeriense hay multitud de ingredient­es de gran calidad. Uno de los más conocidos es la flor de sal del cabo de

Gata, de textura fina y crujiente, que se extrae manualment­e de las salinas marinas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Otros productos gourmet incluyen la mermelada artesana ecológica de LoRUSSo, el lomo de cabeza a la orza de La Orza de Almería, el chorizo casero chapado Peña Cruz o una gran variedad de aceites de oliva, entre ellos, el Green Olive Coupage del Desierto o el Campos de Uleila Coupage Ecológico.

8 SE PUEDE COMBINAR LA GASTRONOMÍ­A CON

MÚSICA. Las experienci­as gastronómi­cas no solo se centran en la comida, sino que también influyen el ambiente y la música del lugar. Por eso os recomendam­os visitar alguna de las peñas de flamenco que se reúnen para escuchar música en directo una vez por semana. La Peña

Flamenca El Morato (Manuel Vicente, s/n) es uno de los lugares más recomendad­os para hacerlo. Excavado en una roca, el escenario de este local, que abre los viernes por la noche, nos transporta a las raíces de este género musical andaluz.

9 MICHELIN PREMIA A LOS

ALMERIENSE­S. Si tenéis un poco más de tiempo, podéis visitar los locales almeriense­s premiados con estrellas Michelin y soles Repsol: el

Restaurant­e Alejandro (avda. Antonio Machado, 32), en el puerto de Roquetas de Mar, y La Costa ,en El Ejido (bulevar de El Ejido, 48). Ambos apuestan por los productos de la zona y de temporada e innovan sin olvidar la tradición culinaria.

10 SE INVESTIGA MUCHO EN AGRICULTUR­A.

Aunque la región almeriense cuenta con muy buen producto base, hay una constante investigac­ión en agricultur­a y en pesca para conseguir métodos más sostenible­s para el futuro. Un buen ejemplo de ello es el Centro de

Investigac­ión Rijk Zwaan, donde analizan las tendencias de los consumidor­es, que ofrece un amplio catálogo de semillas de variedades hortícolas. Un reto cada vez más necesario para unir sostenibil­idad, buen producto y sabor.

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La ciudad andaluza ofrece tapas creativas, elaboracio­nes con influencia­s árabes e ingredient­es de proximidad. Arriba, el interior de Casa Puga y elaboracio­nes y productos del premiado restaurant­e La Costa.
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