Y Halloween por llegar
LAS grabaciones de que dispone el comisario jubilado José Manuel Villarejo han puesto entre la espada y la pared a la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Son grabaciones privadas, registradas sin autorización judicial hace nueve años, en las que la fiscal hace consideraciones fuera de lugar sobre terceras personas –entre ellas acerca de su actual compañero en el Gobierno Fernando Grande-Marlaska– y que la han colocado en una situación políticamente al límite. Y no cesarán los ataques. En las últimas semanas, hemos visto cómo salían a la luz otras cintas de tan siniestro personaje, incluida una de Corinna zu Sayn-Wittgenstein sobre el rey Juan Carlos. Este individuo posee una fonoteca que ni la del nodo. Ahora Villarejo está en la cárcel acusado de delitos de organización criminal, blanqueo y cohecho, pero fue el pocero mayor de las cloacas del Estado, hasta el punto de ser condecorado por el gobierno del PP. Fue un policía clave en la operación para desprestigiar a políticos catalanes en pleno tsunami independentista. Desde su celda presume ante otros reos de que, si no queda en libertad antes de Navidad, se llevará a más gente por delante.
Quien dijo que en democracia al Estado se le defendía también desde las alcantarillas no tenía conciencia de que en las cloacas, aparte de la inmundicia, habitan las ratas. Dos dibujantes de cómic norteamericanos se imaginaron que pudiera haber unas tortugas Ninja en el subsuelo de Manhattan. Pero la realidad supera a la ficción y una nueva especie peligrosa parece haber emergido en el lodazal, con grabaciones de dos décadas de secretos de Estado y de altas instituciones. Y cuenta con la complicidad de periodistas con pocos escrúpulos y mucha visibilidad. “¡Más madera!”, gritaba Groucho, como reclaman otras joyas del oficio. No le faltaban amenazas a la política, para que ahora se sumen chantajistas con hojas de servicio al Estado. De aquellos polvos vinieron estos lodos. Y
Halloween aún está por llegar.