Trump acusa a China de injerencia
El presidente de EE.UU. sostiene que Pekín busca interferir en las elecciones
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, utilizó ayer la plataforma global de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a la que desprecia, para presentarse a si mismo ante el mundo como una víctima. “Lamentablemente hemos descubierto que China intenta interferir contra mi Administración en las próximas elecciones de noviembre”, desveló en un golpe de efecto –negado por la delegación china– en el Consejo de Seguridad. De esta manera, debutó en la presidencia de una sesión del brazo ejecutivo de la ONU.
“No quieren que ganemos porque soy el primer presidente que se ha atrevido a desafiar a China en los tratos comerciales y estamos venciendo, en todos los niveles”, apuntó para justificar su afirmación, en medio de una guerra de aranceles que tiene en vilo a sus propios votantes.
La reunión estaba convocada para tratar de la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva. Era un título encubierto para arremeter, como así sucedió, contra el régimen de Irán y atacar el pacto nuclear internacional, sin desairar demasiado a los aliados, y cada vez menos amigos, del bloque occidental. Trump vio una oportunidad para lanzar su bombazo.
“No queremos que ellos (los chinos) se entrometan en nuestras cercanas elecciones”, reiteró.
Por supuesto, en su discurso no hizo mención alguna a la intromisión rusa y a la ayuda que supuestamente recibió del Kremlin para llegar a la Casa Blanca, según concluyeron todas las agencias de incondenados teligencia estadounidenses.
Esta posible colusión –la sombra del Rusiagate se cierne sobre el Gobierno Trump desde el primer día–, es la que propició el nombramiento de Robert Muller como fiscal especial. Varios asociados al presidente ya han sido o aceptado su culpa mientras prosiguen las pesquisas.
Los servicios de espionaje han hallado numerosas evidencias de los intentos de Rusia por penetrar en las elecciones del 2016. Pero a dos meses de las legislativas, sostuvieron que no observaban la misma intensidad que entonces y mostraron su preocupación respecto a China, Corea del Norte e Irán. Sin embargo, no detectaron ningún esfuerzo “creíble” de que Pekín intentara interferir en el proceso electoral, pese a disponer del potencial.
Tras escuchar la denuncia de Trump, al ministro chino de Exteriores, Wang Yi, se le vio en la sala con el rostro petrificado, no se sabe si por el susto o por ser un excelente jugador de póker. “No interferimos y no interferiremos en los asuntos internos de ningún país. Nos negamos a aceptar cualquier acusación injustificada contra China”, replicó Wang.
Ante el revuelo, la Casa Blanca convocó una rueda de prensa telefónica con encargados en la materia. Siempre en el anonimato, estos funcionarios no especificaron prueba alguna, salvo que “hay muchas” y que será el vicepresidente Pence el que las explicará en un discurso en unos días.
Pero insistieron en que China está intensificando las actividades encubiertas y abiertas, “castigando a aquellos que apoyan la fuerte posición del presidente en la iniciativa comercial contra China”. Según su visión, esto es “una injerencia en el sistema político estadounidense”.
En verdad, amplificaron un tuit de Trump de la pasada semana. “China activamente intenta impactar y cambiar nuestras elecciones –escribió– atacando a nuestros agricultores, ganaderos y obreros por su lealtad a mí”.
El Des Moines Register, diario de Iowa, publicó un cuatro páginas de publicidad de un medio oficial chino en el que se elogia al president Xi Jinping como “un ejemplo para el mundo”. Esta práctica de comprar anuncios ha sido más que frecuentes por parte de China, Rusia y otros países.
GOLPE DE EFECTO Petrificado, el embajador chino negó que su país interfiera en ningún otro
DOBLE RASERO
El inquilino de la Casa Blanca obvia la intromisión rusa en su favor en el 2016