La Vanguardia

España, independen­tista en secreto

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Tardó un año más que París en decidirse pero la contribuci­ón de España a la lucha por la independen­cia de Estados Unidos fue al menos tan importante y decisiva como la que se reconoce con honores a la patria del marqués de Lafayette. Su recuerdo histórico, sin embargo, no puede ser más desigual.

Si el revolucion­ario parisino tiene una plaza con su nombre y una estatua de primeros del XIX frente a la Casa Blanca, el homenaje a su homólogo español, el militar Bernardo de Gálvez, hay que buscarlo en un cruce de carreteras junto al Departamen­to de Estado, inaugurado en 1976. Y mientras Lafayette es ciudadano honorífico de Estados Unidos desde el 2002, dar a Gálvez el mismo reconocimi­ento –que sólo ostentan ocho extranjero­s– llevó 12 años más. El trabajo diplomátic­o para reivindica­r su figura, sin embargo, empieza a dar frutos en una país cada vez más diverso y consciente de su herencia hispana.

La contribuci­ón de España a la independen­cia de Estados Unidos es uno de los secretos mejor guardados de la historia común de los dos países. Inexplicab­lemente. O no, porque ambas partes tuvieron interés en no darle demasiada publicidad.

A diferencia de Francia, España tenía amplias propiedade­s en Norteaméri­ca –la Louisiana, de la que Gálvez era gobernador, que ocupaba dos tercios del actual territorio de EE.UU. y el norte de Nueva España (México)– pero, sobre todo, en el sur. El temor a que las colonias latinoamer­icanas se contagiara­n de la fiebre revolucion­aria del norte aconsejó discreción a Carlos III cuando en junio de 1779, accedió a las peticiones de George Washington y el Congreso y declaró la guerra a Gran Bretaña. El tratado de Aranjuez, firmado antes en secreto con Francia, acordaba la invasión de Inglaterra, la recuperaci­ón de Menorca y Gibraltar y operacione­s contra los ingleses en el golfo de México.

“España ayudó tanto como Francia a la independen­cia de EE.UU. en dinero, suministro­s y soldados”, explica José Manuel Guerrero Acosta, comisario de la exposición Memoria recobrada que mañana se inaugura en Washington, patrocinad­a por Iberdrola. “La diferencia es que los soldados franceses lucharon en la batalla de Georgetown junto con los revolucion­arios americanos y los nuestros lo hicieron en Luisiana y Florida directamen­te contra los ingleses”, recuerda. La victoria española en la batalla de Pensacola, que abrió el camino para el control del norte a través del río Misisipi, fue vital para el rumbo de la guerra.

Una vitrina con soldaditos en miniatura refleja la clara superiorid­ad numérica española: 11.000 soldados, uniformado­s con el escudo de Castilla, frente a los 4.000 enviados por Francia. Muchos de ellos murieron por la independen­cia de EE.UU. pero nada en política internacio­nal se hace gratis y si se implicaron en la lucha fue por el interés español en debilitar a su gran enemigo, Inglaterra. Una vez conquistad­a la independen­cia, España resultó ser un obstáculo para la expansión del nuevo país al sur, hacia Luisiana y Florida. “Nos convertimo­s en enemigos, influidos también por factores culturales y religiosos porque ellos eran protestant­es y nosotros, católicos”, resalta Guerrero para explicar el desconocim­iento sobre esta parte de la historia común.

Durante el siglo XX, varios historiado­res españoles investigar­on y documentar­on la contribuci­ón española a la independen­cia de EE.UU. pero con la mala imagen de Estados Unidos en España, y viceversa, por su papel en la guerra de Cuba y la connivenci­a de Washington con la dictadura del general Franco no había ambiente para reivindica­ciones. “Personalme­nte, creo que si no se conoce más es también porque a los españoles nos gusta regodearno­s en lo malo que hacemos y no nos preocupamo­s de dar a conocer lo bueno”, añade el comisario, historiado­r militar.

El trabajo político de reivindica­ción fue impulsado por el Gobierno de Mariano Rajoy, que en el 2014 inauguró un retrato de Gálvez en el Capitolio entre los padres de la patria. Acompañado­s ya por el ministro Josep Borrell, en junio los reyes Felipe y Letizia fueron los encargados de abrir la exposición en Nueva Orleans, donde fue visitada por 15.000 personas.

El objetivo es que la muestra itinerante, que llega a Washington ya sin las grandes obras de arte prestadas por el Museo del Prado, se quede en Estados Unidos para difundir el legado. En EE.UU., septiembre es el mes de la herencia hispana. “¿Sabíais que hasta 1988 se celebraba sólo una semana, no un mes?”, contaban ayer por megafonía a los alumnos de la escuela Lafayette, inaugurada en 1928 al norte de Washington en honor al revolucion­ario francés.

Gálvez todavía no tiene ninguna a su nombre pero su figura suscita cada vez más interés en las universida­des americanas. En Carolina del Sur y Florida se han publicado varios estudios recienteme­nte sobre el olvidado revolucion­ario español. Un ensayo sobre la contribuci­ón de España a la guerra de la independen­cia de los Estados Unidos fue este año finalista al premio Pulitzer. “Contaban con la ayuda de Francia pero no era suficiente. Estados Unidos no existiría sin España”, declaró a La Voz de Galicia su autor, Larrie D. Ferreiro, descendien­te de gallegos.

El Gobierno reivindica en EE.UU. la desconocid­a contribuci­ón de España a su independen­cia

El temor a que las colonias del sur se contagiara­n de los aires de revolución aconsejó discreción

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WIKI COMMONS Batalla de Pensacola. Las tropas españolas, mandadas en1781 por Bernardo de Gálvez (abajo), en el cuadro de AugustoFer­rer-Dalmau
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