Nuevo choque diplomático entre España y Bélgica
El jefe del Parlamento de Flandes cuestiona la democracia española
El Gobierno español ha hecho llegar al de Bélgica su protesta por una carta del presidente del Parlamento flamenco, Jans Peumans, del partido nacionalista flamenco N-VA, a la expresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell en la que critica la democracia española por mantener en prisión a líderes independentistas catalanes. La carta, con membrete oficial del Parlamento de Flandes, fue colgada en Twitter el 7 de septiembre por el diputado del N-VA, Mark Demesmaeker, a su salida de la cárcel de El Catllar (Tarragona), donde visitó a Forcadell.
En la misiva, afirma que la violencia policial del 1-O fue “la prueba más indignante de una política no democrática” y que mantener políticos bajo arresto durante meses es “la prueba” de que España “no es capaz de formar parte de una Unión Europea moderna y democrática”. Peumans se dirige a Forcadell como presidente del Parlamento flamenco, y desea su libertad y la de sus compañeros, por considerar “absolutamente inaceptable” ser arrestados por sus opiniones”.
Tras conocerse la carta, España comunicó su más enérgica protesta al Gobierno de Bélgica, por el contenido y los términos de la carta. Lo hizo convocando a su embajador en Madrid al Ministerio de Exteriores, donde fue recibido por la directora general de Europa Occidental, el pasado jueves, a la vez que el encargado de negocios de la embajada española en Bélgica se reunía en Bruselas con la directora general para Europa del Ejecutivo belga. A ambos, las autoridades españolas les entregaron una copia de la carta de protesta que el Gobierno ha hecho llegar al presidente del Parlamento flamenco.
En esta misiva se señala que el hecho de que un responsable político de una región de un país de la UE “se manifieste desde su puesto institucional insultando a un país amigo y aliado como España al afirmar que no cumple los requisitos para formar parte de la UE, y –sobre todo– faltando a la verdad, es no ya un gesto inamistoso, sino francamente hostil”. La carta, firmada por el encargado de negocios de la embajada española le aclara que en España, Forcadell “y cualquier otro ciudadano pueden tener las opiniones que deseen respecto a cualquier cuestión política”, pero que, en contra de lo que afirma, ningún juez ha detenido a nadie “por sus opiniones, “sino por la presunta comisión de delitos muy graves tipificados en el Código Penal, tales como la rebelión o la sedición”, sin olvidar, reitera, que en España la justicia es independiente “y rige la separación de poderes”, por lo que los detenidos serán juzgados “con independencia e imparcialidad”.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores belga confirmaron que su embajador en Madrid, Marc Calcoen, se había reunido con las autoridades españolas, a las que les había trasladado que la política exterior belga la decide el Gobierno federal y no el presidente del Parlamento flamenco. Pero mientras en el Ministerio de Exteriores belga intentaba rebajar la polémica, el presidente del Parlamento flamenco volvía a la carga con unas declaraciones a la radio flamenca, en las que, lejos de corregir o matizar, se reafirmaba al cien por cien en sus acusaciones. “Si España es miembro de la UE, lo primero que debe hacer es respetar a los políticos elegidos por el pueblo”, declaró Peumans a TV3, y añadió, refiriéndose a Forcadell: “Esta mujer es una pacifista,
Madrid protesta ante las autoridades belgas por el “gesto hostil” incluido en una carta de apoyo a Forcadell
no es una criminal”.
En la carta que le remitió, la embajada de España se ofrecía a “informarle cuantas veces sea necesario sobre la situación en Catalunya que (...) todos deseamos que transcurra dentro de la normalidad democrática y del más estricto respeto a la ley y al Estado de derecho”.
La polémica supone un roce más entre Bélgica y España a cuenta del proceso soberanista catalán . El apoyo que ha encontrado Carles Puigdemont en los nacionalistas flamencos, el primer partido del país y miembro de la coalición gubernamental, tensa una vez más las relaciones con el Gobierno español.