La Crida Nacional demora su constitución hasta finales de año
La Crida Nacional per la República, el nuevo movimiento impulsado por Carles Puigdemont y su entorno con voluntad de unificar el independentismo en un único instrumento político, no se constituirá finalmente hasta finales de año, durante el mes de diciembre. Este es, cuando menos, el calendario con el que trabajan ahora sus promotores, después de que la intención inicial, anunciada cuando la iniciativa se presentó en sociedad a mediados de julio pasado, fuera la de celebrar el congreso constituyente a principios de otoño, probablemente durante el mes de octubre.
Esta ligera demora no altera, de todos modos, los planes de los impulsores del movimiento, que hoy, a través de los portavoces Gemma Geis, Antoni Morral y Ferran Mascarell –diputados de JxCat los dos primeros y delegado del Govern en Madrid el tercero–, darán a conocer públicamente en una rueda de prensa de presentación del calendario de actuaciones. Un calendario que lo que sí que puede contener para este próximo mes de octubre es una convención que marque el inicio del debate interno sobre la línea política, la estructura interna o la forma jurídica que debe adoptar el movimiento y que desembocará precisamente en el congreso constituyente de diciembre. Y para este debate puede ser de mucha utilidad el contenido de las ponencias que está previsto aprobar en el cónclave, al menos una de carácter político que redactaría Jordi Sànchez, diputado de JxCat y expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), preso en Lledoners, y otra de carácter organizativo que correría a cargo de Agustí Colomines, también promotor de la iniciativa. El congreso constituyente tendrá que decidir asimismo si concurre a las elecciones municipales del 2019 y cómo, unos comicios para los que, en el caso de Barcelona, está promoviendo una candidatura unitaria del independentismo, aunque de momento sin el más mínimo éxito.
La Crida Nacional per la República cuenta actualmente con unos 50.000 adheridos a título personal, y el PDECat –partido del expresidente de la Generalitat– es la única formación política que ha acordado confluir en el movimiento, mientras que ERC y la CUP, en cambio, lo han descartado por completo.