LAS CLAVES PARA PREVENIR ESTE CONTAMINANTE
¿Qué es el radón?
Es un gas que se forma a partir de la descomposición, sobre todo, del granito que se encuentran en el subsuelo. Su emanación es mayor en los suelos porosos que en los suelos compactos. El gas sube a la superficie y penetra en las viviendas por grietas, poros, desagües o ventanas. Es un gas más denso que el aire, por lo que se concentra en las plantas bajas y subsuelos (aunque también puede haber en plantas altas). Es móvil y puede atravesar materiales como el cristal, el hormigón o la madera.
¿Cómo se detecta?
Es un gas radiactivo, inodoro, incoloro e insípido, por lo que es indetectable a simple vista. Para registrar sus niveles, son necesarios aparatos de medición que recogen datos durante (mínimo) tres meses para luego ser analizados por un laboratorio homologado por el CSN.
¿Qué factores aumentan los niveles?
Algunos son factores externos (la presión atmosférica, la temperatura, la humedad, la precipitación, la velocidad y dirección del viento o los movimientos sísmicos) y otros internos (condiciones ambientales de la vivienda, tipo de materiales de construcción o el sistema de climatización y ventilación). Todos ellos provocan un aumento inusual de los niveles de radón.
¿Cómo afecta a nuestra salud?
El gas se convierte en partículas (radiactivas) que son inhaladas y se adhieren y se acumulan en los tejidos pulmonares. Además se pueden adherir al polvo o a pequeñas gotas de agua para convertirse en un aerosol que se inhala. Además por cada 100bq/m3 de aumento de actividad radiactiva, hay un 16% de probabilidad adicional de riesgo de padecer cáncer de pulmón. Actualmente se estima que, de la radiación que recibe una persona en toda su vida, más del 50% procede de la inhalación de radón. Sin embargo el radón al aire libre no supone un riesgo porque se desintegra.
¿Medición y soluciones?
Las mediciones deben realizarse en los meses de invierno y al menos durante tres meses. En cambio, en verano los niveles de radón disminuyen significativamente debido a una ventilación más continuada. Las mediciones se pueden hacer a través de monitores especializados y un análisis en laboratorios homologados por el CSN, o a través de pequeños dispositivos, que pueden adquirirse en el mercado (con el fin de aportar una primera aproximación). Las soluciones para reducir los niveles de radón en edificios ya construidos son abordables, aunque cualquier corrección requiere un trabajo profesional previo de diagnóstico.