El profesor no era un ángel
Prisión permanente revisable por asesinar a un bebé e intentarlo con la madre
Ni esquizofrenia paranoide ni psicosis cannábica. La Audiencia de Álava considera que Daniel Montaño fue consciente de lo que hacía cuando la madrugada del 25 de enero del 2016 acabó con la vida de una niña de 17 meses arrojándola por la ventana y trató de asesinar a la madre, con la que quedaba desde hacía un mes tras conocerla a través de una red social. El juez condenó ayer al hombre a prisión permanente revisable, por lo que permanecerá entre 25 y 35 años en la cárcel hasta que se vuelva a analizar su expediente. Es la primera vez que se impone dicha pena en Euskadi y la tercera que se aplica en el conjunto del Estado.
El tribunal alavés emitió el fallo en base al veredicto dictado por el jurado popular hace dos semanas. No hubo fisuras. Frente al argumento de la “enajenación” esgrimido por la defensa del entonces profesor de música, de 30 años en el momento de los hechos, las seis mujeres y tres hombres que lo componían descartaron cualquier tipo de merma mental y le consideraron culpable de acabar con la vida de la niña y de intentar hacer lo propio con la madre, por lo que también se le imponen otros siete años y medio de cárcel por tentativa de homicidio.
El asesinato se produjo sobre las tres y media de la madrugada. La mujer, de 18 años, quiso abandonar el piso de Montaño al sentirse molesta tras negarse a mantener relaciones sexuales con él, pero al ser tarde y faltar mucho tiempo para coger el autobús de Burgos, donde vivía, accedió a quedarse a dormir junto a su hija en una habitación aparte. Por la noche, el hombre se desplazó hasta ese cuarto y comenzó a apretar el pecho de la niña, lo que despertó a la madre. El condenado se abalanzó sobre ella y la arrastró hasta el salón. La pequeña se acercó allí y fue entonces cuando, de repente, la arrojó por la ventana. La mujer logró zafarse del agresor y escapar. En el juicio, el hombre alegó haber visto la “semilla del diablo” en ambas y se describió como un “ángel blanco” que luchaba contra el mal. Los forenses y psiquiatras, sin embargo, desecharon la “esquizofrenia paranoide” expuesta. Para el tribunal, sí pesó el mensaje enviado por Montaño a la madre media hora antes de los hechos reclamando sexo oral y también los testimonios de los ertzainas que lo detuvieron, quienes dijeron que tenía “plena consciencia” de lo que había hecho.
El maestro de música cometió el crimen tras la negativa de la mujer a tener sexo con él