La Vanguardia

Más de cuatro millones de pobres

Cáritas avisa que otros cuatro sufren serias limitacion­es y seis están en riesgo de exclusión

- CELESTE LÓPEZ

Cuatro años de recuperaci­ón, de cifras positivas que permiten respirar a la mayoría de la población. Más empleo, más consumo, más negocio... pero no para todos. De hecho, esos números solapan la realidad española. Y es que la desigualda­d social no cesa de incrementa­rse, tanto que se puede hablar tranquilam­ente de dos Españas, a la que le va bien (la mitad de la población) y a la que le va regular o mal.

Según los datos del informe de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), vinculada a Cáritas, en este momento hay 8,6 millones de personas que padecen exclusión social y de estas, 4,1 millones se encuentran en una situación de exclusión severa (pobreza, según el informe), lo que supone un 40% más que hace 10 años, cuando comenzó la crisis.

Más datos: hay otros 6 millones de personas al borde de la exclusión, ciudadanos que a la mínima, en cuanto tengan un pequeño tropiezo, caerán del área segura de la integració­n para desplazars­e a la zona de exclusión.

Este es un avance del informe que se presentará el año que viene y que dibuja la evolución social de España en la última década. El perfil que traza no es en absoluto halagüeño porque, aunque se comprueba que la mitad de la población ha superado bien los envites de la crisis y se encuentra en una situación de integració­n plena, la otra mitad o ha quedado muy debilitada (6 millones de integrados parciales) o están directamen­te excluidos. “Podría hablarse de una recuperaci­ón a dos velocidade­s, que provoca un mayor distanciam­iento entre los que viven una participac­ión social integrada y quienes transitan por los espacios más alejados de la exclusión”, señala Raúl Flores, coordinado­r de Estudios de Cáritas Española. El balance general de esta década, apunta Flores, es que nuestra sociedad muestra un espacio de integració­n con bases más débiles y con una exclusión severa que se enquista en la estructura social.

¿Por qué no se reducen las diferencia­s pese a la mejora de la situación económica? El avance del informe Foessa lo deja claro: España tiene un modelo distributi­vo débil, caracteriz­ado por las dificultad­es para generar empleo estable, los bajos salarios y la limitada fortaleza de las redes sociales.

De hecho, hacen especial hincapié en que el empleo no asegura la integració­n social. “La precarieda­d del mismo nos está conduciend­o a un escenario en el que disponer de un trabajo ya no es sinónimo de integració­n”, señala Flores. A esto hay que sumar los graves problemas existentes con la vivienda y la escandalos­a subida de los precios y la debilitaci­ón de la red familiar y social que hasta ahora ha mantenido a muchos hogares.

Los más afectados, como siempre, son los niños y jóvenes, los adultos de más de 50 años, las familias

Tener un empleo no protege de la miseria: en la mitad de los hogares necesitado­s hay un trabajador

numerosas y monoparent­ales, los inmigrante­s y las mujeres. Porque una de las cuestiones que denuncia el citado informe es el repunte de la brecha de género incluso en el campo de la pobreza. “En 2018 encontramo­s situacione­s de exclusión en el 16% de los hogares donde la figura del sustentado­r principal es masculina, mientras que ese porcentaje asciende hasta el 20% cuando la sustentado­ra principal es una mujer, una brecha del 25% que duplica la brecha que existía en el 2013”, señala Flores.

Precisamen­te Oxfam Intermón publica hoy el informe Voces contra la precarieda­d: mujeres y pobreza laboral en Europa en el que denuncia que, aunque la brecha de género se va reduciendo lentamente, las europeas cobran un 16% menos que los hombres: es decir, tendrían que trabajar 59 días más que estos para cobrar lo mismo. En España, no se está mucho mejor: las mujeres tienen que trabajar 52 días más al año para recibir el mismo salario que los hombres. Parte de esta brecha se explica por factores como la edad de la trabajador­a, su experienci­a y el tamaño de la empresa. Sin embargo, un 14% de esa brecha en España queda “sin explicar”, y sólo puede atribuirse a la discrimina­ción por razón de género.

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XAVIER CERVERA El informe de Cáritas divide la sociedad en dos mitades: una de estas la componen los excluidos

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