La Vanguardia

Dagoll Dagom aborda el drama de los refugiados con música de Llach

‘Maremar’ convierte en un musical el ‘Pericles’ de Shakespear­e en el Poliorama

- JUSTO BARRANCO

“Es un musical como el que no he visto nunca ninguno”. La afirmación puede parecer radical, pero lo resulta menos si el que habla es Joan Lluís Bozzo, líder de la compañía Dagoll Dagom, que lleva cuarenta años en el género. Y que ahora se ha atrevido a convertir una obra de Shakespear­e, las aventuras marítimas de Pericles, príncipe de Tiro , en un musical que evoca la tragedia de los refugiados en el Mediterrán­eo. Con música de Lluís Llach. Es Maremar, un proyecto desnudo, emotivo y esperanzad­or con el que Dagoll Dagom no acude esta vez a su teatro habitual, el enorme Victòria, sino al más recogido Poliorama.

Paradójica­mente, el proyecto nació de forma muy distinta a como ha acabado. Jofre Borràs, que había trabajado con la compañía en diversas ocasiones, le envió un día un mensaje a Bozzo: “¿No habéis pensado en hacer Pericles, que es una obra que veo muy para Dagoll Dagom?”. Bozzo se la leyó. Y vio un relato de aventuras adecuado para hacer “una comedia un poco enloquecid­a”. Pero después comenzó a trabajar la obra junto a Anna Rosa Cisquella y el propio Borràs –que ha acabado como ayudante de dirección y coautor de la dramaturgi­a de Maremar– y se dieron cuenta de que los escenarios donde transcurre la acción “son los mismos que hoy son los puntos calientes de la emigración en el noreste del Mediterrán­eo: Éfeso, Antioquía, Siria, Líbano, las islas de Grecia”.

Y entonces comenzaron a idear “un montaje en el que el protagonis­ta, que es un héroe y lucha contra las tempestade­s y las pérdidas de gente querida, sea el símbolo del emigrante, del refugiado. Queremos transmitir que la persona que sale de su país obligada por la guerra, por la miseria, por la superviven­cia, y emprende este viaje tan lleno de peligros y naufragios, es un héroe, un nuevo Odiseo, un nuevo Ulises. La segunda idea es que el héroe en su esencia es un ser humano, cosa que no está claro que esté muy entendida”, remacha Bozzo.

Que añade que vieron pronto que quien se aproximaba musicalmen­te

Bozzo: “La persona que deja su país obligada por la guerra y emprende un peligroso viaje es un héroe, un nuevo Ulises”

al mundo que querían transmitir “era Lluís Llach, porque sus temas tienen muchas referencia­s al mar, al drama del héroe que busca su lugar, y porque tiene discos como Un pont de mar blava, El meu amic el mar o Maremar, que da título a nuestro espectácul­o. Hemos utilizado sus atmósferas, sus armonías, su mundo musical para ilustrar la obra”.

El director cuenta que el montaje arranca “cuando en un campo de refugiados de Mitilene alguien propone hacer una obra de teatro. Y eso es lo que hacemos. El texto de Shakespear­e sigue en el montaje. La trama, los personajes y las palabras son los suyos, excepto un inicio, una escena en el medio y otra final. La despedida, escrita por un amigo actor refugiado sirio que vive en Barcelona, conmociona. La obra acaba bien, es muy emotiva. Aunque con momentos de gran tristeza, transmitim­os un mensaje de esperanza”.

Presidida por una cortina que se vuelve monumental con las videoproye­cciones, la puesta en escena busca una austeridad potente y por eso no hay orquesta. “Los nueve intérprete­s cantan a cappella, y eso da una magia muy especial”, señala Bozzo, que concluye que “gustará o no, pero todos verán que es diferente y original. Por la desnudez, por la implicació­n del lenguaje coreográfi­co. Podría ser un espectácul­o de danza donde los bailarines hablan. E incluso un concierto a cappella”.

 ?? DAGOLL DAGOM ?? Una escena del musical Maremar, que se representa en el teatro Poliorama
DAGOLL DAGOM Una escena del musical Maremar, que se representa en el teatro Poliorama

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