España y Andorra, reto conjunto: el acercamiento a la Unión Europea
AMBOS PAÍSES MANTIENEN UNA SÓLIDA RELACIÓN DIPLOMÁTICA DESDE HACE 25 AÑOS
La primera gran aparición de Andorra en el mapa diplomático mundial fue hace 25 años, cuando el país pirenaico aprobó su constitución y fue admitido en la ONU. En junio de 1993, el Principado de Andorra, el Reino de España y la República Francesa firmaron el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación por el que España y Francia lo reconocían como Estado y establecían relaciones diplomáticas.
Un cuarto de siglo después, tanto España como Andorra saborean la fortaleza de sus lazos y se muestran orgullosos de sus vínculos, sobre todo, en ámbitos como el de la educación, la sanidad, el medio ambiente, la seguridad y el transporte.
Ambos países han suscrito alrededor de cuarenta declaraciones, tratados y acuerdos firmados desde entonces, entre los que destacan el Acuerdo relativo al Estatuto del Copríncipe Episcopal (mayo de 1995); el Convenio relativo a la entrada, circulación, residencia y establecimiento de sus nacionales (junio de 2003); el Convenio en materia educativa (marzo de 2005), y el Acuerdo para el intercambio de información en materia fiscal que fue suscrito en noviembre de 2010 y que ha permitido a Andorra dejar de ser considerada paraíso fiscal por el Ministerio de Economía y Hacienda.
Otro pacto de gran importancia fue el Acuerdo Monetario con la Unión Europea de junio de 2011, que reconoce el euro como moneda oficial del Principado y, por lo tanto, dota a Andorra del derecho a emitir monedas en euros, así como la obligación de conceder curso legal a las monedas y los billetes emitidos por el Sistema Europeo de Bancos Centrales y los Estados miembros que han adoptado el euro.
El reto, ahora, es consolidar el acercamiento de Andorra a la Unión Europea, donde el Principado busca, junto con Mónaco y la República de San Marino, un acuerdo por la libre circulación de servicios, así como de las demás libertades de circulación, capitales y personas.
España desempeña una función crucial como acompañante del país andorrano y le ofrece su apoyo en proyectos como la futura Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en el país pirenaico a finales de 2020. Un evento que pretende marcar un antes y un después en el impulso de la marca Andorra hacia el exterior de sus fronteras.
Pero quedan en el tintero asuntos pendientes entre los dos países vecinos, como el aeropuerto de Andorra-La Seu d’Urgell y el sistema GPS que permitirá explotar
su potencial y hará posible operar vuelos regulares de las aerolíneas comerciales en estas instalaciones. O la colaboración en sectores emergentes, como la digitalización de la economía y la sostenibilidad, claves para aumentar la calidad de ambos países.
Una de las figuras clave que puede convertirse en el principal responsable de impulsar los asuntos pendientes entre ambos países es el nuevo embajador de España en Andorra, Àngel Ros, que relevó a Manuel Montobbio el pasado 3 de agosto.
25 años después, ambos países saborean la fortaleza de sus lazos y se muestran orgullosos de sus vínculos
À ngel Ros (Lleida, 1952) se adapta a conciencia a su nueva vida andorrana. Tras quince años de alcalde en Lleida, ha logrado cumplir un sueño de juventud: palpar la vida diplomática. Prudente y reservado, Ros ha sido el elegido para una plaza que precisa capacidad de gestión y mucha mano izquierda. Representa a España en un país que habla su idioma y que está a poca distancia de su ciudad. Todo un lujo. Ros promete que no volverá a la política local y está encantado con el reto de ser embajador. Se halla inmerso en aterrizar en otra realidad, pero sin olvidar su pasado. Una foto curiosa preside uno de los estantes de su despacho, la que se hicieron los cuatro alcaldes de sendas capitales de provincia catalanes durante uno de los actos a los que acudían conjuntamente. En ella aparecen Ballesteros (Tarragona), Trias (Barcelona), Puigdemont (Girona) y Ros (Lleida). Una foto imposible de repetir e imposible de encontrar en ningún otro despacho de un embajador. De todos modos, bromea Ros, “en la foto ya se ve que Puigdemont y yo no pensamos lo mismo”.
Ha pasado, en pocas semanas, de ser alcalde de una ciudad de 140.000 habitantes a embajador en un país que tiene unos 80.000. ¿Qué se siente con el cambio de función y de localidad?
No tienen nada que ver las dos funciones, pero sí he de decir que, cuando el ministro Borrell me lo ofreció, me hizo una gran ilusión. Lo he dicho en alguna ocasión, era mi aspiración de hace muchos años, estar en el mundo de la diplomacia. Digo la diplomacia y no la carrera diplomática porque yo, desgraciadamente, no la pude hacer, pero forma parte de las anécdotas que, al acabar la carrera, me presenté y aprobé el examen de entrada a la Escuela Diplomática.
Era una vieja aspiración, entonces.
Sin duda era una muy vieja aspiración. Lo que pasa es que, en aquel momento, la forma de acceso consistía en aprobar el examen y estar dos años en Madrid siguiendo el curso antes de hacer las oposiciones, y en aquel momento, económicamente, no me lo pude permitir. La diplomacia siempre ha sido mi gran aspiración y, cuando Josep Borrell me lo propuso, evidentemente, le dije que sí. ¿Andorra? Sí, la gente de Lleida tenemos una especial pasión por el Pirineo y este es el único país, y así lo he puesto en la web, que está totalmente en el Pirineo. Por lo tanto, es una gran ilusión con una función totalmente distinta. Tiene en común con la alcaldía la atención institucional que hay que desarrollar y, para mí, genera un interés especial cuando hablo con los cónsules de las siete parroquias de Andorra y me recuerda a las personas que desarrollan la tarea que he llevado a cabo en mis quince años de alcalde.
Por cercanía, por historia, la relación entre España y Andorra siempre ha sido muy intensa. ¿Qué alianzas cree usted que deben impulsarse para que ambos países crezcan en ese tipo de relación a corto y a largo plazo?
Creo que estamos en un momento muy importante y especialmente bueno de las relaciones entre España y Andorra. España está acompañando –creo que es la palabra que hay que aplicar– a Andorra en su proceso de asociación a la Unión Europea. Está acompañando, está colaborando como sin duda también lo está haciendo Francia. Creo que a Andorra la conocemos fundamentalmente, además de los andorranos, los españoles y los franceses, y transmitir qué es Andorra al conjunto de la Comunidad Europea es nuestra obligación y lo estamos haciendo. Por lo tanto, creo que España tiene un objetivo que está desarrollando de modernización, de cambio en su economía, de innovación empresarial y de innovación tecnológica, y el proceso de asociación de Europa, a la Comunidad Europea, también les va a llevar a la necesidad de modernización, de innovación empresarial. Hace pocos minutos estábamos con el ministro de Economía andorrano hablando justamente de este tema, de la importancia que tiene la innovación aquí, en Andorra, y obviamente la tiene en España.
La manera de ayudar España a Andorra ¿es con las relaciones especiales que tiene España en el seno de la Unión Europea o va por otro camino?
España es un gran país, un país importante dentro de la Unión Europea, y creo que cada vez lo es más. El momento para Europa es difícil, pero a su vez es un reto. Hay un crecimiento del euroescepticismo en determinados países y, en cambio, otros países –fundamentalmente Francia, Alemania y España– somos los que nos estamos constituyendo en el tuétano, en estos momentos, de la Unión Europea. Con lo cual, creo que este acompañamiento, si se basa en nuestro peso en Europa, ayudará a los intereses de Andorra.
¿En qué sectores de actividad de Andorra cree usted que puede haber mayor crecimiento y mayor punto de colaboración con España?
Creo que la economía andorrana tiene unas bases muy sólidas y nos han demostrado, especialmente estos últimos 25 años, su capacidad de reinventarse y de innovar. Andorra ha sido capaz de ser como es ahora una potencia en el mundo del turismo y, en concreto, del turismo asociado al deporte y a la naturaleza. Habiendo sido capaz, además, de desestacionalizar su oferta, y este verano lo hemos estado viendo. No todo el mundo es capaz de hacer esto. El problema del esquí, el problema del deporte de invierno en general, es que dura cinco meses. Andorra ha demostrado poder aprovechar el tirón del turismo de invierno con el de verano, gracias a su oferta de actividades en las que la naturaleza desempeña una función clave. En el sector de la banca, otro puntal de la economía andorrana, ha logrado superar una crisis muy dura. La banca tiene un único producto que no es el dinero: la confianza. La banca vende confianza. Por ello, tras una crisis como la que ha pasado Andorra, haber sabido mantener un sector bancario fuerte importante ha sido fundamental, en especial en un momento en el que el sector compite en igualdad de condiciones con los grandes bancos europeos. Una vez Andorra ha cumplido los compromisos que acordó con las autoridades y con los reguladores, el futuro se ha aclarado. De hecho, la prensa andorrana transmitía una excelente noticia: que la OCDE considera que Andorra ha hecho los deberes y ya no es objeto de estudio, por lo tanto, en el sector bancario, ha superado una crisis haciendo, además, una evolución en la línea de la transparencia. En tercer lugar, está el mundo del comercio. Yo creo que hay amenazas que, sin duda, vienen del mundo tecnológico. Hoy la amenaza no es la concentración, no son los grandes espacios comerciales, la amenaza es la red. Pero Andorra ha apostado hace unos años por un comercio de calidad, solo hay que pasear por Andorra y ver la alta calidad de los espacios comerciales.
Ya no es aquella Andorra a la que veníamos de adolescentes...
No, y podría haber evolucionado en la línea de la masificación y no, ha evolucionado hacia la calidad. Por lo tanto, creo que el sector comercial, teniendo –como todo el comercio de todo el mundo, porque no se puede obviar– la amenaza de las redes, de la compra online, en Andorra claramente hace una apuesta por la calidad. Cuando paseas por las calles de Andorra, el elemento fundamental, el que transmite la calidad de la ciudad, es el comercio que te vas encontrando. Y, evidentemente, en el caso andorrano ves unos espacios de alta calidad urbana.
Lo ha abordado usted pero concrete: ¿qué futuro le ve a Andorra como plaza financiera? ¿Qué futuro le ve después, sobre todo, de los problemas que tuvo?
Está demostrando que es capaz de competir en igualdad de condiciones en un libre mercado con el resto de la banca de los países próximos y de Europa en particular. Ser capaz, en periodos de cambio, de superar una crisis como la bancaria que se vivió en Andorra, creo que es algo que transmite más confianza todavía.
Hay una infraestructura muy presente en la realidad andorrana que es el aeropuerto de La Seu. ¿Cómo puede ayudar España a mejorar el tráfico para Andorra?
Poniendo en funcionamiento ordinario el aeropuerto de Andorra-La Seu d’Urgell, es decir, garantizando las operaciones en el terreno tecnológico y organizativo. Se está en esta línea, creo que había dos grandes temas o grupos de problemas, uno yo al menos lo veo prácticamente resuelto, como es el de la adaptación a los vuelos procedentes de fuera del espacio Schengen. Creo que los deberes ahí son fundamentalmente constructivos y hacen falta solo las certificaciones correspondientes. Y el segundo elemento clave, que debe resolver el propietario del aeropuerto, que es la Generalitat, es la tecnología para las maniobras de salida y llegada; como sabemos, se ha querido innovar y se está aplicando tecnología GPS que está en proceso de pruebas. ¿Ahí cómo puede ayudar España? Pues España, y la Generalitat en particular, deben acabar de poner en marcha la tecnología de funcionamiento del aeropuerto.
Pero ¿no habrá retrasos burocráticos?
Yo creo y espero que no.
¿Auspicia algún calendario?
Bueno, siempre he manejado, desde que estoy aquí, que el aeropuerto de La Seu debería estar operativo en la primavera de 2019.
Ya conocía usted muy bien Andorra, pero al vivir y ser embajador, después de unas semanas en el cargo, ¿qué le ha sorprendido especialmente?
La alta calidad de vida y la calidad del espacio público andorrano. Visto especialmente con ojos de una persona que ha sido alcalde quince años, el espacio público andorrano aparece como cuidado, bien mantenido y con los elementos de mobiliario urbano de plazas, muchos espacios dedicados a los niños, a los juegos infantiles. Es decir, el equipamiento del espacio público. Es algo que
“El aeropuerto de Andorra-La Seu d’Urgell debería estar operativo en la primavera de 2019”
entra por los ojos e, insisto, más si lo miras desde mi óptica particular, la alta calidad del espacio público en Andorra. Y no solo en su dimensión urbana, también en su dimensión intercomunal, y yo creo que en la red de comunicaciones de Andorra se nota un trabajo especialmente bien hecho.
Tiene otros sectores que funcionan bastante bien, como la sanidad y la enseñanza...
Estos todavía no he tenido la suerte de conocerlos a fondo.
¿No lo ha podido palpar todavía?
No, aunque, efectivamente, según mis noticias, coincido con la calidad de la sanidad y, en lo que hace referencia a la educación, sí hemos visitado estos días de inicio de curso las escuelas españolas. Y, efectivamente, también puedo hablar de la calidad y del buen trabajo profesional que se realiza.
¿Es Andorra una gran desconocida para España y Francia?
Creo que sí, algunos tenemos la suerte de haber vivido en lugares relativamente próximos y, por lo tanto, nos es más conocida, pero, en general, para el mundo es desconocida, y creo que la oportunidad de la Cumbre Iberoamericana que se va a celebrar en 2020 –que implica trabajos sectoriales durante los dos años, 2019 y 2020– es que va a poner a Andorra todavía más en el mapa mundial. Y creo que esto para Andorra es positivo.
Personalmente, de su etapa como embajador, ¿qué le gustaría poder conseguir en Andorra? ¿Se ha propuesto algún hito en concreto?
Una buena relación con España, que quiere decir un respeto a las tradiciones andorranas, a la identidad y la independencia andorrana, pero esto no es incompatible con tener una excelente relación con los países vecinos. En particular, mi labor se centra, evidentemente, en España. El tratado de amistad y cooperación que se realizó entre Andorra, España y Francia es un ejemplo y, por lo tanto, la colaboración en las iniciativas andorranas, propiciar la colaboración desde España, también las inversiones desde nuestro país en iniciativas andorranas, es positivo, y en el otro sentido también, lograr conexiones y, por lo tanto, inversiones y acción de Andorra en la economía española.
Precisamente le decía lo de desconocida porque mucho empresario español, si supiera la calidad que tiene Andorra, la miraría con otros ojos para invertir o para crecer.
Sí, es un país pequeño pero un gran país. Es un país pequeño en dimensión, pero cada vez esta es una variable menos importante, yo creo que donde está el ser grande es en el capital humano, y creo que también ahí se está haciendo un trabajo importante. La propia existencia de la universidad andorrana, el desarrollo de la formación profesional y de la educación en general. Ahí es donde los países, y Andorra en particular, nos jugamos nuestro futuro, en la educación.
Hablando de la calidad en Andorra, una de las cosas que más le ha sorprendido, ¿el escenario de colaboración entre los dos países en el capítulo de la calidad cómo podría concretarse?
Hay muchas maneras de abordarlo, pero creo que la colaboración en sectores emergentes que ambos países necesitamos es importante. Es decir, la digitalización de la economía, ahí no hay un tema de tamaño, al revés. El tamaño pequeño ayuda porque permite…
El tamaño no importa.
Exacto. Todo este mundo que nos viene, en el que ya estamos, de economía digital, que quiere decir cambiar procesos en las empresas, ahí hay una economía en sí mismo, en la digitalización de la economía. Y en la sostenibilidad, especialmente, la medioambiental y la energética. Yo creo que colaborar en el mundo de la sostenibilidad y de la digitalización permitiría abrir un abanico de trabajo conjunto muy interesante.
¿El hecho de que el embajador sea de Lleida y el ministro de Exteriores también facilita las cosas para ser embajador de España en Andorra, al margen del idioma?
Lo que puedo decir es que el ministro de Exteriores me planteó la posibilidad de venir. Seguramente, para hacer una propuesta a alguien debes conocerle, y el ministro de Exteriores y yo nos conocemos de hace muchos años y, sinceramente, es una persona a la que he apreciado y admirado siempre.
“Colaborar en el mundo de la sostenibilidad y la digitalización abriría un abanico de trabajo conjunto interesante”