“El ‘procés’ no ha aportado nada positivo”

Usted lleva muchos años en política local y en la catalana en general, y se ha ido de Lleida con un grado de contestación indeseado. ¿Se va con esa espina clavada, de que determinados sectores independentistas hayan criticado tanto su trabajo?

Bueno, yo creo que el elemento básico es el que acaba de citar: hoy en día, de un político en Catalunya no se valora su trabajo, sus proyectos, se le valora en función de su posicionamiento respecto al procés. Y es evidente que mi posicionamiento respecto al procés es muy claro, es el de buscar cambios en la relación Catalunya - resto de España, pero buscar cambios, buscar el máximo consenso para ellos y, por descontado, hacerlo dentro de la ley, dentro del marco legal. Hoy esto no está bien visto por amplios sectores de la sociedad catalana –no por una mayoría, pero sí amplios sectores–. Por lo tanto, esa espina puede ser el que no se valore en estos momentos mi trabajo como alcalde, sino mi posicionamiento en la relación Catalunya - resto de España.

Cuando pase su etapa de embajador, ¿le gustaría volver a la política local o es un capítulo cerrado?

No, es un capítulo cerrado. Yo, si no hubiera tenido la propuesta de ser embajador en estos momentos, tampoco estaría ya en política local. Habría vuelto a mi plaza de profesor de la universidad.

Era una decisión ya tomada.

Sí, a principios de verano tomé la decisión de no volverme a presentar, y soy profesor titular en la Universitat Ramon Llull, en Ingeniería en La Salle, y hubiera vuelto allí. No me hubiera presentado a las elecciones. Pese a que todas las encuestas daban que ganábamos.

Había un cansancio personal, imagino.

Sin duda, aparte, creo que uno no se puede eternizar casi quince años. Seis meses de teniente de alcalde y catorce años y medio de alcalde creo que es más que suficiente.

¿Cómo afecta el independentismo a Catalunya? Económicamente, socialmente...

Yo creo que, hasta ahora, el procés no ha aportado elementos positivos. Yo no soy capaz de verlos, ha provocado que muchas empresas hayan alejado su sede social, hemos perdido inversiones, hemos perdido la posibilidad de tener organismos públicos europeos en Catalunya, en Barcelona en particular, pero sobre todo ha fracturado –afortunadamente, solo parcialmente– la sociedad catalana. Yo no soy capaz de encontrar elementos positivos en el procés. Creo que si el objetivo de muchos de los que lanzaron el procés, y de los que se sumaron al inicio, era ser fuertes negociando con Madrid, no era necesario llegar donde se ha llegado. El pacto fiscal, que ahora ya no resolvería el problema, tal como lo tenemos, en su momento sí que lo hubiera podido resolver. Adaptar, hacer constitucional todo aquello que quedó fuera del Estatuto a través de leyes orgánicas o a través de la reforma de la Constitución. Todo esto, en su momento, hace cinco años, también se podía haber hecho. No era necesario llegar a esta amenaza de ruptura actual, por lo tanto, creo que elementos positivos no ha aportado.