Faltó intensidad
Después de los errores defensivos constantes desde el inicio de la temporada Valverde decidió que el orden fuese el primer elemento para defender correctamente. De nuevo un inicio poderoso del Barcelona hizo que su rival no diera señales de vida en los primeros 20 minutos. Pero poco a poco Dembélé empezó a desaparecer y el ritmo de juego del equipo en general bajo terriblemente en intensidad. Un Leganés débil mentalmente por su trayectoria fue animándose y empezó incomprensiblemente a jugar en el campo del Barcelona. El orden de los jugadores azulgrana, correcto en distancias de los primeros minutos, se trasladó muchos metros atrás y eso fue la antesala de lo que estaba por llegar. El orden es el primer elemento para sustentar una buena defensa pero si a este orden no le acompaña la intensidad necesaria no sirve de nada.
Defensa alta sin presión. Se ha pasado de ser el mejor equipo defensivamente de todo el mundo al inicio de la temporada pasada a un coladero cuando los equipos contrarios se convencen de que pueden hacer daño. Y ayer quedó claro que aparte de errores individuales, que los hay, también existen errores tácticos que es necesario corregir. La defensa alta nunca puede existir cuando tus delanteros y centrocampistas no muerden a sus rivales. Y no es la primera vez que sucede. Ayer en el primer gol la defensa azulgrana estaba muy avanzada con la ilusión de que la poca distancia entre líneas convirtieran el terreno de juego en una telaraña que facilitara el robo. Pero al no existir más que una tímida presión de Coutinho a Vesga, lo que debía ser un jeroglífico para éste, se acabó convirtiendo en un problema de fácil resolución al visionar una inmensidad de espacio entre la línea defensiva y Ter Stegen. Al error táctico se le sumaron dos errores individuales, de Sergi Roberto poco intenso en la defensa de su banda, y un Vermaelen tremendamente lento ya que mientras él sólo tenía que recorrer los metros en vertical, el balón recorrió toda un diagonal y luego bajó con nieve, de lo alto que se lanzó el centro. Y el delantero del Leganés remató sin oposición.
individual. La experiencia de Piqué le traicionó en el segundo gol. Viendo que la presión ante la salida de balón de los de Pellegrino por parte de sus compañeros dejaba mucho que desear, retrocedió su posición para no regalar tanto espacio. Pero lo hizo a titulo individual, alejándose de todos sus compañeros. No se comunicó con Umtiti, que no se dio ni cuenta de que En-Nesyri hacia una diagonal por su espalda. Un balón medio despejado se convirtió en una asistencia fenomenal que incluso desquició al central catalán.
Profunda reflexión. A pesar del liderato hemos sido críticos con el juego azulgrana, incluso en los partidos donde ha goleado. Pero lo que entendíamos como una fase lógica por superar se ha convertido en una mini crisis. El Barcelona es el peor rival de sí mismo y entonces corres el riesgo de que te gane cualquiera con ilusión.