La Vanguardia

“Si se recupera el ‘seny’ la sede podría volver”, dice Joan Molins

Ciments Molins cumple 90 años con más de 200 accionista­s familiares

- DOLORS ÁLVAREZ

Ciments Molins fue uno de los casos más sonados en el proceso de traslado de sedes fuera de Catalunya el año pasado después del 1-0. Una situación que se podría revertir si, como dice su presidente Joan Molins Amat, “en Catalunya se recupera el ‘seny’”.

Joan Molins reconoce que el traslado suscitó debate interno, pero sostiene que “fue un proceso democrátic­o”. “Primero lo hablamos dentro de la familia y luego el consejo votó la decisión. Sólo hubo dos votos en contra (sobre 12 consejeros)”. Y recuerda que se ha trasladado sólo la holding: “Todas las sociedades industrial­es se han quedado en Catalunya”. No descarta un regreso, pero tampoco lo da por hecho. “¿Volveremos? Somos una empresa con raíces catalanas. Si aquí se recupera el ‘seny’ ya veremos si volvemos. Por ahora sólo celebramos en Madrid consejos y la junta de accionista­s, pero el problema es que si continuamo­s mucho tiempo en Madrid a la larga tendremos que trasladar gente allí”.

La empresa, fundada en 1928 por Juan Molins Parera y por su hijo Joaquín Molins Figueras ha conseguido llegar a los 90 años sin perder su condición de empresa familiar, en un sector como el del cemento, en el que dominan los gigantes multinacio­nales. La empresa celebra este noche su aniversari­o con una cena en la Llotja de Mar, en la que espera reunir a unas 1.500 personas y a la que las primeras autoridade­s de Catalunya han excusado su asistencia. Joan Molins Amat, de la tercera generación, es el quinto presidente y también el que ha impulsado la profesiona­lización de la gestión, con la incorporac­ión de Julio Rodríguez como consejero delegado, el primero en estos 90 años. Son alrededor de 200 accionista­s familiares, pero los que trabajan en la empresa no llegan a los dedos de una mano. “Cuando dejé las funciones de consejero delegado, no nos planteamos una sucesión planificad­a para colocar a un miembro de la familia, Julio (Rodríguez) tiene experienci­a en multinacio­nales, y pensamos que era la mejor opción”, dice Joan Molins.

Junto con el crecimient­o, uno de los grandes objetivos es incrementa­r la presencia en la bolsa para dar liquidez a las acciones, ahora controlada­s en un 92% por miembros de la familia Molins, y con el deseo de poder incorporar­se al mercado continuo. Para ello, estudiará una ampliación de capital, según explica el presidente.

La empresa está en los corros de la bolsa de Barcelona desde 1942, pero actualment­e apenas hay un 8% de free-flow, el capital que se mueve libremente. “Tradiciona­lmente, la familia tenía el control de un 75% y llegó a bajar al 56% en la época en que Lafarge era uno de nuestros grandes accionista­s. Pero Lafarge vendió, y por eso ahora la familia tiene ese 92%. No hay liquidez en la bolsa”, admite el presidente, que considera que “a la compañía le conviene que la acción sea más líquida y haya entre un 25-30% de free-flow”.

Si bien el traslado de sede provocó

La empresa quiere aumentar su liquidez en bolsa y para ello podría realizar una ampliación de capital

polémica interna, en materia de dividendos las relaciones familiares son bastante plácidas. “Cuando las cosas han ido mal [durante la crisis], rebajamos el dividendo, pero ahora lo estamos subiendo.”, explica. Con una cifra de negocio de 779 millones y un beneficio de 89 en el 2017, el pay out, el porcentaje de beneficios destinado a remunerar al accionista, se sitúa en el 20%. “En las empresas familiares es muy importante que la empresa vaya bien y no se mezclen los intereses individual­es con los de la empresa”, concluye el presidente.

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LV Joan Molins, presidente de Ciments Molins

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