Rodrigo Sorogoyen
DIRECTOR DE CINE
El Reino es la última película firmada por Rodrigo Sorogoyen, donde, en clave de thriller, radiografía el rampante fenómeno de la corrupción política en España. El trabajo de Antonio de la Torre está a la altura de la excelente obra.
Dirección: Rodrigo Sorogoyen Intérpretes: Antonio de la Torre, Josep Maria Pou, Bárbara Lennie, Mònica López
Producción: España, 2018 Duración: 122 min. Thriller El Reino empieza con unos carabineros espectaculares, o el marisco como metáfora de la ostentación de poder: un grupo de políticos influyentes de un gobierno autonómico come en un restaurante con vistas al mar; hablan de lo suyo, con vehemencia, orgullo y arrogancia, y ves que van a por todas en lo concerniente a la corrupción. Están en la cima del mundo, son los putos amos. Que cada espectador ponga el nombre del partido que crea conveniente si lo desea, aunque no hace falta: Rodrigo Sorogoyen y su coguionista Isabel Peña retratan la reconocible España de hoy, el insondable tejido de chanchullos, favores, susceptibilidades, filtraciones o delaciones que conforman el núcleo de la política actual.
Y, como en la realidad misma (Bárcenas, Rodrigo Rato), llega el momento de la caída: el vicesecretario del partido es señalado con el dedo por los medios de comunicación, poco a poco abandonado por sus más fieles compañeros y acorralado como un corderito por el lobo, la justicia. Sorogoyen narra este drama en clave de thriller, tan tenso como su precedente Que Dios nos perdone, y firmemente apoyado en la grandeza de Antonio de la Torre en una composición magistral que sabe marcar la distancia entre el desprecio que sentimos por el personaje y la empatía que surge en puntuales situaciones; vamos, entre el monstruo sin escrúpulos y el ser humano desvalido. Aunque la película está plagada de estrellas de primera división (ojo a Mònica López, muy creíble como desconcertada esposa del protagonista), De la Torre es el legítimo rey de El Reino.
Más allá de su actuación, la película prende, cautiva por la inmaculada dirección de Sorogoyen, su tono, su ritmo inflexible, la elegancia de algunos planos secuencia impecables, como el registro policial en el dormitorio del protagonista o la escena de la búsqueda de un documento valioso en una fiesta en Andorra, larga, nerviosa, casi epiléptica, una set piece brillante, digna de Brian De Palma. El sarcástico face to face final entre De la Torre y Bárbara Lennie constituye otro momento memorable.