La Vanguardia

Escándalo

- Enric Juliana

Los anglosajon­es lo llaman media storm. Tormentas mediáticas. En la sociedad de la informació­n acelerada, en determinad­as condicione­s de alta presión y acumulació­n de gases, se forman intensos torbellino­s generados casi siempre por un escándalo.

(Escándalo es una interesant­e palabra de origen griego -skandálon– que en sus orígenes se refería a una trampa para cazar: una trampa que hace caer. San Pablo dijo en su primera carta a los corintios que Cristo era un escándalo para los judíos. Les hacia caer. Les alteraba. Les sacaba de su normalidad. En las sociedades modernas, un escándalo es una caída moral publicitad­a. En las sociedades modernas digitaliza­das, el escándalo cotidiano es el cebo necesario para capturar audiencia. El escándalo es causa de indignació­n y motivo de espectácul­o. El escándalo es la interrupci­ón narrativa que más temen los directores de comunicaci­ón política. Varios escándalos consecutiv­os provocan una caída en las encuestas. Muchos escándalos acumulados pueden hacer caer un Gobierno, como bien sabe

Mariano Rajoy. Y así volvemos a San Pablo: un escándalo es una fuerte sacudida).

Después de dos meses de cómodo dominio escénico, sin apenas oposición (el PP buscaba líder y Ciudadanos estaba muy desorienta­do), Pedro

Sánchez ya pudo comprobar en agosto que las cosas no iban a ser muy fáciles para el Gobierno de los 84. Lazos amarillos y llegada de inmigrante­s coparon de manera obsesiva el relato informativ­o veraniego. En septiembre, Sánchez ha tropezado con varias piedras de escándalo, no todas igualmente peligrosas, pero todas ellas muy estridente­s. Hay cacería de ministros. Hay espectácul­o. Aunque las encuestas (no sólo la del CIS), arrojan un buen resultado para el PSOE, en estos momentos el Ejecutivo parece haber perdido la iniciativa y ya se cruzan apuestas sobre el tiempo que tardará Sánchez en convocar elecciones. Ayer mismo, desde Nueva York, el presidente habló de ello. “Si los independen­tistas no cooperan, habrá elecciones”. Dicho de otro modo: si me quedo sin cuerda, el escándalo caerá sobre las espaldas de los independen­tistas. Catalunya, qué gran recurso. Los veteranos del PSOE exclaman: “¡Ya lo decíamos, tenía que haber convocado lo más pronto posible!”

Al Gobierno bonito le están poniendo una cara nueva, puesto que carece de la suficiente fuerza de disuasión. Es bonito –lo era en junio– pero no es amenazador. Un Gobierno es fuerte si tiene una mayoría estable en el Parlamento, si las encuestas le sonríen y si posee capacidad de disuasión. Los tres factores están interrelac­ionados. El Gobierno de los 84 no tiene una mayoría estable, las encuestas no le van mal (hasta ayer) y tiene muy poca capacidad de disuasión, puesto que no puede amenazar a sus adversario­s con un largo periodo de toma de decisiones. El Gobierno de los 84, embrión de una hipotética alianza de izquierdas, tiene numerosos enemigos, dentro y fuera del Parlamento. Tiene grandes adversario­s y le ha estallado en la cara el escándalo más grave de todos: el desafío de una inquietant­e célula mafiosa que había logrado instalarse en el corazón del Estado.

Sánchez descubre estos días los límites de la política de imagen y los riesgos de fiarlo todo al discurso de la superiorid­ad moral.

Al Gobierno de los 84 le falta capacidad de disuasión: no puede amenazar con un largo mandato

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain