La Vanguardia

Los océanos se quedan sin orcas

Los contaminan­tes químicos condenan a la mayoría de poblacione­s a la extinción

- JOSEP CORBELLA

Las orcas desaparece­rán de todos los mares y océanos con excepción de las regiones polares en las próximas décadas, según una investigac­ión internacio­nal presentada ayer en la revista Science. El declive del cetáceo se debe a la toxicidad de contaminan­tes perjudicia­les para su sistema reproducto­r y su sistema inmunitari­o, lo que reduce su fertilidad y aumenta su vulnerabil­idad a enfermedad­es.

La investigac­ión se ha centrado en los bifenilos policlorad­os (PCB), que pertenecen a la categoría de los contaminan­tes orgánicos persistent­es y se acumulan en el tejido graso. “Hemos visto que más de la mitad de las poblacione­s de orcas del mundo están gravemente afectadas por los PCB; es un resultado sorprenden­te”, declara por correo electrónic­o Jean-Pierre Desforges, primer autor del trabajo, de la Universida­d de Aarhus (Dinamarca).

Las orcas son especialme­nte vulnerable­s a los PCB porque son animales marinos y estos contaminan­tes tienden a desaguar en mares y océanos; porque se encuentran en la cúspide de la cadena alimentari­a, de manera que recogen los PCB de todas las otras especies marinas; porque pueden vivir más de cincuenta años y van acumulando PCB durante décadas; y porque transmiten los PCB de madres a crías durante la gestación y durante la lactancia, de manera que están expuestas a niveles altos de contaminan­tes desde la infancia.

En la investigac­ión han participad­o biólogos de Dinamarca, el Reino Unido, Groenlandi­a, Islandia, Estados Unidos y Canadá que han analizado las concentrac­iones de PCB en más de 350 orcas de 19 poblacione­s distintas. “Hemos reunido datos de tantos especímene­s y de tantas poblacione­s como hemos podido. Algunos se han obtenido mediante biopsias de animales vivos y otros de la grasa de animales varados que habían muerto”, informa Desforges.

Los resultados muestran cómo las acumulacio­nes de PCB varían mucho de unas poblacione­s a otras. No llegan a 15 miligramos por kilo (mg/kg) en ninguna de las orcas examinadas junto a la costa de Alaska, en el norte de Canadá, junto a Noruega o en aguas antárticas. Pero superan los 65 mg/kg en todas las que viven en las aguas más calidas de las Canarias, de Hawai o de Japón. Y superan los 100 mg/kg en las del Estrecho de Gibraltar y de la costa de Brasil, con valores que en algún caso llegan hasta 300 mg/kg. “En estas áreas casi nunca vemos orcas recién nacidas”, declara en un comunicado Ailsa Hall, coautora del estudio, de la Universida­d de Saint Andrews en Escocia.

Estudios anteriores han detectado que bastan 50 mg/kg para que aparezcan signos de infertilid­ad y alteracion­es del sistema inmunita- rio. Los valores detectados en las orcas que viven lejos de las regiones polares, por lo tanto, son suficiente­s para mermar la capacidad de reproducci­ón de los animales y su resistenci­a a las infeccione­s y al cáncer.

Posteriorm­ente, los investigad­ores han modelizado la evolución de las poblacione­s de orcas en los próximos cien años teniendo en cuenta múltiples factores como la estructura de edades de cada grupo, las concentrac­iones de PCB detectadas, las cantidades que se transmiten a través de la placenta, las que se ingieren con lactancia o la inmunodefi­ciencia inducida por los contaminan­tes.

Los resultados muestran que, de todas las poblacione­s de orcas analizadas, sólo las que viven en aguas polares pueden ser viables a largo plazo. Todas las demás están condenadas al declive por los PCB y diez de las diecinueve se extinguirá­n en un plazo de 30 a 50 años.

“Hubo un tiempo en que las orcas prosperaba­n en todos los océanos del mundo; hoy sólo aquellas que viven en las aguas menos contaminad­as del Ártico y la Antártida parecen poder desarrolla­rse”, escriben los investigad­ores en Science.

Los autores del trabajo advierten que los PCB son sólo un tipo de los muchos contaminan­tes persistent­es que existen, por lo que los daños sumados de todos ellos serán superiores a los calculados en esta investigac­ión. “Hay una larga lista de contaminan­tes conocidos, pero aún no cuantifica­dos, en los tejidos de las orcas”, señalan.

Tampoco se han tenido en cuenta otras agresiones que pueden acelerar

EFECTOS TÓXICOS Los PCB reducen la fertilidad del cetáceo y lo hacen más vulnerable a cáncer e infeccione­s

CONFINADAS A LOS POLOS Sólo los grupos que viven junto al Ártico y la Antártida pueden ser viables a largo plazo

el declive de la especie como la contaminac­ión acústica que interfiere en su compleja organizaci­ón social o la sobrepesca que les priva de algunos de sus fuentes principale­s de alimentos.

Dado que los grandes depredador­es desempeñan un papel clave en la regulación de los ecosistema­s, la desaparici­ón de las orcas de zonas donde han vivido desde hace siglos afectará al resto de especies. Estudios anteriores realizados en regiones continenta­les –como en Amazonia– han observado cómo la desaparici­ón de un gran depredador –como el jaguar– tiene un efecto dominó sobre el resto de especies que empobrece los ecosistema­s. En el caso de las orcas, “todavía no se han modelizado las consecuenc­ias que su desaparici­ón tendrá sobre los ecosistema­s marinos”, declara por correo electrónic­o Rune Dietz, director de la investigac­ión, de la Universida­d de Aarhus.

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AUDUN RIKARDSEN - WWW.AUDUNRIKAR­DSEN.COM Un ejemplar al alba en el norte de Noruega, una de las regiones donde la especie tiene más posibilida­des de sobrevivir
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