Àngel Llàcer conquista el Tívoli
El popular actor logra un éxito monumental en el gran estreno del musical ‘La jaula de las locas’
Un grito enorme, todo un himno: yo soy lo que soy. Y un artista en estado de gracia, Àngel Llàcer, que ayer consiguió conquistar con su talento, su humor, su voz y su glamour la inmensa platea del teatro Tívoli, el mayor de Barcelona. Allí se estrenó anoche el musical La jaula de las locas, dirigido y protagonizado por Llàcer, y lo hizo con un éxito apoteósico, superando las previsiones y metiéndose al público en el bolsillo con una historia, la de La jaula de las locas, que tiene ya 40 años pero aguanta increíblemente bien. Una historia que si en los primeros minutos podía parecer superada por las décadas, con su estética de los setenta, con el viejo mundo del cabaret y las vedettes lenguaraces, con una historia de familia dividida por la intolerancia y la homofobia de un de diputado ultraconservador, en seguida se mostraba como una historia atemporal de libertad, tolerancia y de amor, de mucho amor y alegría por la vida. Y de mucha alegría para el público, que aplaudió sin parar y disfrutó cada número y vitoréo a un Àngel Llàcer fabuloso en todos los personajes a los que da vida en este musical de Broadway de 1983 que adapta una obra de teatro francesa ¡de 1973!
De hecho, el espectáculo comenzó antes que la función. Ayer la calle Casp quedó cerrada al tráfico para acoger a los invitados del estreno. En algún momento pareció que no hubiera habido un estreno teatral en años en Barcelona viendo la expectación. La apuesta económica –dos millones de euros– y artística hizo que acudiera no sólo media profesión teatral, sino también la alcaldesa Ada Colau y las conselleras Elsa Artadi y Laura Borràs. Que fueron centro de algunas de las bromas de Llàcer.
La historia de La jaula de las locas es simple: Albin (Àngel Llàcer) y Georges (un estupendo Iván Labanda al que Llàcer siempre llama un hilarante e imposible Yeooorcchhh) son pareja hace años. Ambos tienen un cabaret en la Costa Azul francesa cuya estrella es la vedette travesti Za-za, el alter ego artístico de Albin, que por otra parte va siempre vestido de mujer. Y ambos han criado a un hijo de Georges que ahora ya es mayor y quiere casarse... con la hija de un diputado del partido Tradición, Familia y Moral. Un diputado que justamente quiere cerrar el cabaret de Albin y Georges, La cauge aux folles. El diputado ultraconservador quiere, naturalmente, conocer a los padres de su futuro yerno y el lío está servido: Albin tendrá que disfrazarse de amante y hogareña esposa y habrá que redecorar una casa en la que hay esculturas de penes gigantes.
Por supuesto, la obra incluye no pocos números musicales en el local La cage aux folles, repletos de plumas, lentejuelas, lencería, escuetos tutús e inacabables medias brillantes. Una estilización elegante del mundo de los setenta que convierte el Tívoli literalmente en un gran cabaret. Porque en uno de sus números Za-za, Llàcer atraviesa la platea desde la entrada al escenario y se lo lleva todo por delante. Habla con un espectador del principio del pasillo y espeta: “Avanzo porque los del anfiteatro aquí no me ven, pobres. Cuando digo pobres, quiero decir pobres”. Y al avanzar están las políticas. “Alcaldesa bienvenue a Saint Tropez”, le suelta a Colau. Y se gira. “Pero si hay otra, la catalana”, dice entre las risas del público mirando a Elsa Artadi, que está casi al lado. “També sé parlar català. Sant Joan Despí, Sant Esteve Sesrovires, Sancho de Ávila...”, le dice. Y hace levantar los brazos al público sentado a la derecha del pasillo. “Ahora los de la otra acera. No lo digo por ti Ada, tranquila”, le lanza a la alcaldesa. Llàcer incluso hizo levantar a su propia madre, presente en el Tívoli.
Un Llàcer que consiguió hacer suyos los papeles de amante, vedette y madre sin histrionismos, explotando su popularidad al servicio de los diferentes papeles y del humor que permea la obra. Y que estuvo inmenso en Soy lo que soy ,enel gran himno de este musical que luego cantaría Gloria Gaynor y tantos otros: “Yo soy lo que soy, mi creación única y libre” y “qué triste es vivir sin exclamar fuerte yo soy lo que soy”. Anoche se escuchó muy alto.
Colau acudió al estreno y Llàcer bromeó sobre ella: “Ahora los de la otra acera. No lo digo por ti, Ada, tranquila”