La Vanguardia

Deterioro exterior

- Josep Oliver Alonso

Las revisiones a la baja en el crecimient­o económico global están a la orden del día. Aquí, el Banco de España postula un avance del PIB del 2,6% en 2018, lejos del 3,1% de 2017, y hacia el 2,0% en 2020. ¿Qué ha cambiado? Muchas cosas. Pero entre los múltiples factores que explican esa desacelera­ción hay que destacar al sector exterior.

Desde 2013, el debate sobre el carácter coyuntural o estructura­l de la mejora de nuestra balanza con el resto del mundo ha sido constante. Los optimistas sugerían que una competitiv­idad al alza explicaba, simultánea­mente, el aumento de la base exportador­a y la moderación importador­a, de forma que tanto las ganancias de cuota en el mercado mundial como el desplazami­ento de compras por producción interna tenían un carácter permanente. El Banco de España, la Comisión Europea o el FMI sugerían, sin embargo, que gran parte de esos positivos cambios exteriores eran transitori­os.

¿Qué dice la dinámica de las relaciones con el resto del mundo? En la balanza de bienes, es cierto que las exportacio­nes han crecido con fuerza: en enero-junio de 2018, han aumentado un 3,8% interanual; pero también lo es que las compras subieron un todavía más elevado 6,2%. Con ello, el déficit comercial se amplió hasta cerca de los -18.000 millones, más de un 35% superior al del mismo período de 2017. En la de servicios, añadan que, entre 2014 y 2017, los ingresos por turismo y viajes han crecido un 23%, pero que los pagos lo han hecho por encima del 43%, y los cambios detectados en la demanda hacia España en este verano no auguran mejoras de su saldo. Más bien lo contrario. Por ello, y en esta línea de razonamien­to, las previsione­s del Banco de España sugieren que la balanza de bienes y servicios restará crecimient­o en 2018, y

La reducción del superávit externo no es una buena noticia para un país con récord de endeudamie­nto

no lo aportará en el 2019 y el 2020, a diferencia de lo sucedido en años anteriores. Si de bienes y servicios pasamos a rentas (intereses, dividendos y otras rentas), su reciente tendencia también apunta al empeoramie­nto de su déficit.

Finalmente, para el conjunto de la balanza de pagos y si las condicione­s exteriores no empeoran, lo que es más que probable, el Banco de España sitúa su saldo en el 1,3% del PIB en el 2018 y para los próximos años, una cifra inferior al 2% de 2017 y peor de la que ha sido usual los últimos ejercicios. Ello refleja tanto la moderación exportador­a como el mayor aumento de compras (petróleo entre otras) y el deterioro de la balanza de rentas.

La reducción del superávit externo no es una buena noticia para un país que detenta un récord de endeudamie­nto con el resto del mundo: un 82% del PIB en el primer trimestre del 2018, muy lejos de valores por debajo del 20% de Francia o Italia y, por descontado, a años luz de las posiciones acreedoras de Alemania u Holanda. ¿Preocupaci­ón por el menor avance del PIB? Por descontado. Pero más por lo que apuntan el saldo y la deuda externos. De ahí vinieron nuestros problemas en 2012/13. Por ahí podrían regresar.

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