LOS VISITANTES
El rey de los memes
Su histrionismo exacerbado y los chistes sobre su pelo, muy populares en la red, en el fondo siempre han jugado a su favor. Y buena prueba de ello es que vuelve a estar en lo más alto gracias a Mandy, de Panos Cosmatos (el hijo de George P. Cosmatos, director de Acorralado): un film a la medida de sus posibilidades, en donde lucha contra una secta satánica con una sierra mecánica gigante, o con una espada super épica forjada por él mismo. En Sitges va a arrasar. Por lo pronto, Cage recogerá un gran premio de honor por una trayectoria que despegó gracias a su tío F. F. Coppola (La ley de la calle, 1983), y cogió vuelo con los Coen (Arizona baby, 1986), David Lynch (Corazón salvaje, 1990) o John Woo (Cara a cara, 1997). Siempre ha volado peligrosamente, y nunca se ha estrellado del todo.
Perseguida por su pasado
No ha podido dejar atrás su pasado de porno star, una faceta desarrollada cuando era menor de edad. Aunque eso también ha modelado su estatus de figura de culto. Roger Corman fue quien le brindó la oportunidad de protagonizar una de sus producciones de bajo presupuesto (Vampiro del espacio, 1988), donde por primera vez no tenía sexo (real) con nadie. Aunque el filme era puro destape. El último, de hecho, en el que se la vio desnuda. Lords se había apuntado a la escuela de Lee Strasberg, y quería convertirse en una actriz de método. En mayo cumplió medio siglo, y llegará a Sitges para recibir la María Honorífica por sus apariciones en películas como Cry baby (John Waters, 1990) o Blade (Stephen Norrington, 1998).
Chica para todo
La sección Brigadoon otorga su premio Nosferatu a la veterana actriz alemana, nacida en 1932, que creció en Portugal debido a la guerra, y se instaló en Madrid a principios de los sesenta para prodigarse, sin reparos, en toda clase de films. Se había quedado viuda, y tenía dos hijos que mantener. Así impuso su belleza teutona en clásicos de nuestro fantaterror, como Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín, 1972), El espanto surge de la tumba (Carlos Aured, 1973), que se proyecta en Sitges Classics, o Cazar un gato negro (Rafael Romero Marchent, 1977), además de numerosos giallo, como Amantes de ultratumba (Mario Caiano, 1965). Años después, fue chica Almodóvar en Laberinto de pasiones (1982) y La ley del deseo (1987). Y también fue la madre de Javi en Verano azul.
El hombre de negro
Una de las mayores contribuciones al fantástico de este actor de 67 años es precisamente El show de Truman (1998), de Peter Weir, otro de los grandes premiados. Ed Harris era el creador del reality protagonizado por Jim Carrey. Pero en su filmografía abundan los títulos de género. Recientemente sentimos su pertubadora presencia en la infravalorada Madre! (Darren Aronofsky, 2017), y en Westworld, una serie basada en aquellas Almas de metal imaginadas por Michael Crichton, que fue quien le dio la alternativa dirigiéndolo en Coma (1978). Desde entonces, Harris ha ido madurando a lo largo de films como The abyss (James Cameron, 1989); La roca (Michael Bay, 1996), con Nicolas Cage, o junto a la también homenajeada Tilda Swinton a bordo del Snowpiercer (2013), de Bong Joon-ho.