Máxima presión sobre Kavanaugh.
El Senado respalda a Kavanaugh, pero le investigará antes del voto final
El candidato de Trump al Supremo logró un dramático primer aval en el Senado, pero las acusaciones de agresiones sexuales obligarán a una investigación antes de la votación final.
Brett Kavanaugh superó ayer la primera votación para convertirse en juez del Tribunal Supremo de por vida pero su nombramiento sigue pendiendo de un hilo.
Después de una dramática sesión e intensas negociaciones de pasillo entre los demócratas y algunos republicanos moderados indecisos sobre el nombramiento después de escuchar el testimonio de Christine Blasey Ford, la comisión judicial del Senado reunió los votos suficientes para pasar la pelota al pleno. No hubo acuerdo posible entre los partidos: los diez senadores demócratas votaron en contra del juez y los once republicanos, a favor. Pero algunos de estos votos venían con condiciones: aplazar una semana la votación final y permitir una breve investigación del FBI sobre las alegaciones de Ford, que acusa a Kavanaugh de intentar violarla hace 36 años.
Una semana en política, ya se sabe, es una eternidad. Y más en la era Trump. El clamor de la calle tras escuchar a Ford (ha habido protestas en todo el país) ha hecho saltar por los aires el intento de los republicanos de seguir adelante con el nombramiento como si nada. Ayer la mayoría llegó al Capitolio decidida a respaldarlo sin investigar las acusaciones, sin llamar a declarar a más testigos, sin dar tiempo a escuchar a otras mujeres que lo acusan de agredirlas. No funcionó.
“He tenido varias conversaciones con gente del otro lado (demócratas) sobre la diligencia debida en este proceso y creo que sería adecuado aplazar el voto del pleno pero no más de una semana para dejar que el FBI haga una investigación limitada en el tiempo y el ámbito”, propuso el senador republicano Jeff Flake, un moderado que se ha distinguido de sus colegas por llevarle la contraria a Donald Trump. “Este país está siendo partido en dos”, advirtió. Los senadores republicanos Susan Collins, Joe Manchin y Lisa Murkowski respaldaron su petición. Acceder a sus condiciones iba a ser la única manera de tener ayer su voto y el de dos republicanos más –también indecisos– para Kavanaugh. Y Chuck Grassley, presidente de la comisión judicial del Senado, tragó.
Todo fue muy rápido. Grassley suspendió la sesión cuando no estaba claro en qué consistía el pacto. Es “un acuerdo entre caballeros y damas”, aseguró Grassley, a la líder de los demócratas, Diane Feinstein, perpleja por el abrupto final de la sesión. En una reunión posterumbo rior, los líderes republicanos del Senado acordaron pedir a la Casa Blanca que se lleve a cabo una investigación “limitada a las actuales alegaciones creíbles” y que se complete como máximo en una semana, a contar desde ayer.
La pelota quedó en el tejado del presidente. Sólo él podía pedir al FBI que reabra el examen de antecedentes del candidato al Supremo, cerrado antes de que emergieran las acusaciones de agresión sexual de Ford y otras dos mujeres más, que nunca las habían denunciado. Aunque siempre se mostró en contra de hacerlo, a la vista del que está tomando el debate público sobre Kavanaugh y el trato a las víctimas que se atreven a denunciar, ayer dio luz verde a la investigación. “Debe ser limitada en su alcance y completarse en menos de una semana”, puntualizó.
Tras la dramática sesión del jueves en que Ford acusó con seguridad a Kavanaugh de intentar violarla, borracho, en una fiesta de adolescentes celebrada en Washington hace unos 36 años, todos los ojos estaban puestos ayer en el veredicto de la comisión judicial del
GIRO DRAMÁTICO El senador Flake fuerza a los republicanos a examinar de nuevo el pasado del juez
CAMBIO DE PARECER Trump accede a que los investigadores federales reabran el examen al juez
Senado. Varias mujeres interpelaron en el ascensor a Flake después de que el senador anunciara que pensaba votar a favor del juez. Era uno de los indecisos. Su voto dejaría el camino casi expedito a Kavanaugh, un juez ultraconservador, el segundo que Trump tiene oportunidad de colocar en la máxima instancia judicial del país en los 19 meses que lleva en la Casa Blanca, con capacidad para alterar por décadas su equilibrio ideológico interno, hacia la derecha.
Fue otra sesión caótica, en que los demócratas ensalzaron la valentía de Ford y el ejemplo que ha dado a otras víctimas de abusos sexuales, mientras los republicanos insistían en la presunción de inocencia de Kavanaugh. Después de varias discusiones, Flake abandonó la sala y tocó en el hombro al demócrata Chris Coons, senador por Delaware. Salieron a hablar. “Te respeto como amigo pero tengo dificultades con tu voto. Entonces tuvimos una conversación mucho más amplia”, contó después Coons.
Los demócratas y la propia Ford llevan más de una semana pidiendo una investigación del FBI. En estos casos, los investigadores federales se limitan a recopilar información pero no examinan la credibilidad de las alegaciones, transmiten la información a la Casa Blanca y esta, al Senado. El ámbito de la investigación debe todavía ser pactado, pero el testimonio de Ford implica a un posible testigo clave, Mark Judge, un amigo de Kavanaugh.
Es el otro chico que según la profesora la encerró en una habitación de una casa durante la fiesta en que el juez intentó violarla cuando ella tenía 15 años, y él, 17. Por consejo de sus abogados, Judge huyó de Washington y se refugió en una casa de la costa, pero ayer anunció su disposición a colaborar con la investigación del FBI. Ford recuerda que se lo encontró trabajando en un supermercado del barrio semanas después de la agresión y que el chico le volvió la cara, incómodo. Interrogarlo permitiría estrechar el rango de fechas en que se produjo el incidente, insistió la mujer.
Judge, escritor y periodista en horas bajas, no ha seguido el brillante camino de muchos estudiantes del Georgetown Prep, el elitista instituto en que conoció a Kavanaugh. Tiene problemas de alcoholismo desde la adolescencia y ha narrado con detalle en dos libros de memorias el ambiente de las fiestas de la época de estudiantes de su clase social, encuentros que incluían abusos y episodios de inconsciencia etílica. Siempre ha dicho a través de declaraciones escritas que no tiene “ningún recuerdo” de los hechos descritos por Ford, aunque también otras dos mujeres lo han implicado en otras agresiones.
Kavanaugh ha matizado la angelical descripción personal que hizo de sí mismo en la cadena Fox News a principios de semana para ajustarla más a la que han ofrecido varios excompañeros de clase del instituto y de sus tiempos en Yale. “Me gusta la cerveza, sí”, repitió en una decena de ocasiones el juez anteayer, interrogado por los demócratas. El candidato negó con agresividad haber acabado nunca inconsciente o tener problemas para recordar lo que ocurrió la noche anterior, como le sugerían, y presentó
VOTACIÓN ARRIESGADA
Los republicanos tienen una ajustada mayoría en el Senado y no pueden perder muchos votos
EL DRAMA CONTINÚA
La tercera mujer en implicar a Kavanaugh en una agresión sexual va a hablar
su calendario del verano de 1982 como la prueba irrefutable de que no pudo estar en la fiesta descrita por Ford. Pero un estudio más detallado del mismo ha revelado no pocas inconsistencias y contradicciones.
Los republicanos tienen una mayoría muy ajustada en el Senado (51-49) y no pueden permitirse perder más de dos votos, salvo que haya demócratas que respalden al juez, algo que se antoja cada vez más improbable. La tercera mujer en acusar a Kavanaugh de participar en violaciones en grupo con chicas embriagadas a propósito, Julie Swetnick, tomará la palabra este fin de semana.