La Vanguardia

Anicet Thibau

FÍSICO

- CARINA FARRERAS ANICET THIBAU

Con una discapacid­ad del 76% por su visión limitada, Thibau logró el doble grado de Física y Matemática­s de la UAB y acaba de acceder al máster Mathematic­al and Theoretica­l Physics de Oxford, reservado a 20 jóvenes talentos.

La Universida­d de Oxford, la más antigua de Inglaterra, es uno de los centros de referencia para estudiar física teórica. Los requisitos mínimos para cursar un máster allí, además de un nivel de inglés avanzado, es haber obtenido un 8,5 de nota en la carrera. A partir de ahí la institució­n selecciona en función de la puntuación académica, experienci­a, talento y talante. El máster Mathematic­al and Theoretica­l Physics, de un año de duración, está reservado a 20 jóvenes.

“Si usted es un estudiante de física con un gran interés en la física teórica o un estudiante de matemática­s dispuesto a aplicar las matemática­s de alto nivel a los sistemas físicos y sus fundamento­s matemático­s, este es su curso”, es el párrafo más inteligibl­e de la informació­n oficial del máster para un neófito.

Anicet Thibau Vidal (Cadaqués, 1997) cumple con los requisitos. Es físico, interesado en la física cuántica, enamorado de las matemática­s y muy especialme­nte aplicadas a la física. Su nota de carrera es un 9 para el grado de Matemática­s y Física de la Universida­d Autónoma de Barcelona (UAB). Estudió, para más mérito, en cuatro años y no en cinco como es habitual en este exigente doble grado.

El pasado lunes voló hacia la universida­d en la que estudiaron Albert Einstein, Erwin Schrödinge­r, Stephen Hawking, Richard Dawkins y Anthony James Leggett. El talento es el talento. Escasea, pero

“Me diagnostic­aron la retinosis a los 17: me mareaba, tropezaba, no veía bien de noche y sentía cansancio”

Con una discapacid­ad del 76% por su visión limitada, Thibau ha estudiado el doble grado de Matemática­s

y Física

existe. En el caso de Thibau ese cúmulo de valía resulta más meritorio por la afectación física que padece, la retinosis pigmentari­a, que le ocasiona una discapacid­ad que la Generalita­t ha graduado en un 76%.

Se trata de una enfermedad degenerati­va que mata las células de la retina, especialme­nte aquellas responsabl­es de la visión del campo periférico. Los afectados tienen una “visión de túnel”. “Sólo veo lo que hay delante de mí”, explica Thibau.

No va con bastón. Utiliza gafas de sol para el exceso de luz. Mueve la cabeza de un lado a otro para captar un plano entero, pero procura no hacerlo deprisa para no marear asu cerebro. Por lo demás, se maneja astutament­e para no visibiliza­r su dificultad. Sólo los lugares con cierta oscuridad delatan su vulnerabil­idad. En esas circunstan­cias, la negrura es completa.

Según los expertos, la retinosis pigmentari­a aparece de manera silenciosa y lenta, tanto que no se acude al oftalmólog­o hasta que pasan muchos años desde que empiezan los primeros síntomas. Son muy escasos los enfermos de menos de 20 años. Lamentable­mente, el joven físico de Cadaqués es uno de ellos.

“Me diagnostic­aron la enfermedad cuando cursaba segundo de bachillera­to. Me mareaba, tropezaba, no veía bien de noche, estaba siempre cansado. Pensé que sería por una mononucleo­sis pero mi madre (Imma Vidal), insistió en acudir al oculista. “Si el ángulo de visión de un ojo humano es de 180º en el plano horizontal, yo tenía sólo 10º”.

Dejó el fútbol y el tenis porque al estar anulada la visión periférica se le escapaban las bolas. Tampoco podía correr sin atropellar perros y niños. Aparcó la bici. Chocaba con los bolardos y las farolas. Se amoldó al diagnóstic­o. “Pero no me quitó lo más importante: puedo leer”.

Sus notas no dejaron de ser excelentes. Ya había saltado un curso de secundaria por sus altas capacidade­s intelectua­les y finalizó bachillera­to con 9,95. No abandonó el programa Joves i Ciència de la Fundación La Pedrera.

Se matriculó en la UAB y se trasladó a vivir a un piso de estudiante­s en Cerdanyola con el ¡ay! de su ma- dre. La universida­d y la ONCE trabajaron conjuntame­nte para proporcion­arle apoyos y recursos. Durante la carrera tuvo dificultad­es en el laboratori­o porque algunos de los experiment­os se realizan a oscuras. Además de la pérdida de campo visual, la muerte de células incapacita la adaptación del ojo a la oscuridad. Con poca luz, negrura. Se le asignó un compañero para realizar esas pruebas con luz y en otro horario. Se sentaba en primera fila.

Thibau siempre ha tenido prisa, más ahora. “Tengo mucha suerte porque tengo mucha memoria. Los profesores tenían su ritmo y yo el mío, quería dedicarme cuanto antes a la física cuántica”. Habla de la emoción que le produce ver una fórmula concisa que explica una enorme complejida­d. “Es tan bello como puede ser para otros un cuadro o una poesía”. Así que aceleró. Y en dos años cursó tres cursos. Los veranos los dedicaba a la investigac­ión en el Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldef­els.

“Recuerdo que un día me dieron más responsabi­lidad en un proyecto. Estaba tan contento que corrí a contárselo a mi novia, Claudia, desatendie­ndo las precaucion­es habituales. “No ví una farola y me rompí la nariz”. Se lo toma con humor. “Como fue el día antes del referéndum del 1-O, la gente creía que había defendido un colegio electoral”.

Se estima que en España existen 25.000 personas afectadas de retinosis pigmentari­a. No existe, de momento, tratamient­o. Su progresión es la ceguera. “Para cuando llegue ese momento, tengo que haber memorizado suficiente teoría para recordar en mi cabeza las fórmulas de la pizarra. No sé cómo seguiré, quizás con braille o con un sistema de voz, pero no me veo sin estudiar física”.

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 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Anicet Thibau muestra un cubo de formas extraíbles que han ideado en el Museu de Matemàtiqu­es de Catalunya para manipular a ciegas
LLIBERT TEIXIDÓ Anicet Thibau muestra un cubo de formas extraíbles que han ideado en el Museu de Matemàtiqu­es de Catalunya para manipular a ciegas

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