Enmarañar
Durante mi infancia, de eso ya hace mucho tiempo, quien quería hacerse un jersey de punto de media tenía que comprar la lana, que entonces se vendía en madejas. Y de la madeja había que hacer un ovillo para poder trabajarlo sin liarla. Tanto con mi madre como con mis hermanas mayores, yo había sostenido, con los brazos abiertos, un montón de madejas para que ellas pudieran hacer el ovillo. Y con mucho cuidado, porque si la madeja se enmarañaba ya se podía tirar, no había manera humana de deshacer los líos.
Eso, que era un trabajo de paciencia, ahora parece que se ha puesto de moda, pero justo al revés, en el Gobierno de Catalunya; la consigna es liarla y a ver quién dice la barbaridad más gruesa. Desde la no apertura del Parlament este mes de septiembre (aunque trabajen algunas comisiones, poca cosa) a los frecuentes desplazamientos del president de la Generalitat, Quim Torra, y acompañantes a Bruselas y a Waterloo, para recibir más consignas de Carles Puigdemont , no se ha hecho nada más que enmarañar la madeja. Pero los ciudadanos, independentistas o no, querrían saber algunas cosas, por ejemplo: ¿quién paga el alquiler de la casa de Waterloo (4.600 euros mensuales)?, ¿y la estancia y los viajes por Europa de Carles Puigdemont?, ¿y los viajes a Bruselas de Quim Torra? Se ha dicho que la ANC ha pagado fianzas millonarias y los actos que organiza, pero ya poca gente cree que dé para tanto como para pagar todos esos enormes gastos de esa fantasía que se ha creado Puigdemont para ir tirando. Y si Quim Torra viaja para buscar consejos de su mentor personal a cargo del erario público, que lo diga abiertamente y a ver qué dice la gente. Dudo mucho que se gaste su sueldo en ello (147.000 euros anuales), un sueldo más alto que el del presidente del Gobierno central. No da esa impresión.
De manera que en vez de devanar el hilo de Ariadna para salir del laberinto, la consigna del enmarañar, que viene desde Waterloo, se va siguiendo al pie de la letra y así vamos, sin legislar, sin debatir, y sobre todo, sin esclarecer quién paga todo ese lío obsesivo de quien tan sólo quiere huir de la justicia.