La Vanguardia

La práctica del ayuno en favor de la salud carece de aval científico

Las investigac­iones sobre sus efectos son pocas y dudosas

- Barcelona MAYTE RIUS

“Hoy por hoy, la práctica del ayuno esporádico o intermiten­te por motivos de salud no tiene justificac­ión científica, y cualquier recomendac­ión que promueva el ayuno para reducir peso, prevenir enfermedad­es crónicas o mejorar el estado de ánimo carece de fundamento”. Esa es la conclusión a la que han llegado los integrante­s de la plataforma Nutrimedia –el proyecto liderado desde la Universita­t Pompeu Fabra (UPF) y el Centro Cochrane Iberoaméri­ca para analizar la veracidad de los mensajes y mitos relacionad­os con la alimentaci­ón y la salud–, tras revisar las pruebas científica­s disponible­s sobre esta cuestión.

Los investigad­ores afirman que aunque el ayuno cada vez tiene más adeptos y es promovido públicamen­te por muchos famosos como método para estar más en forma, aún no hay fundamento­s que avalen científica­mente estos efectos porque se han hecho pocas investigac­iones y de una calidad insuficien­te.

Pablo Alonso, investigad­or del Centro Cochrane Iberoaméri­ca en el Hospital de Sant Pau, detalla que las últimas revisiones realizadas han localizado cuatro ensayos clínicos y dos estudios observacio­nales sobre el impacto del ayuno, pero con resultados poco confiables. “Las conclusion­es de esas investigac­iones presentan riesgo de sesgo por las limitacion­es metodológi­cas que tienen (no eran estudios ciegos); son poco precisas porque incluían a pocas personas, e inciertas porque hacían un seguimient­o a corto plazo, de 6-8 semanas, así que se desconoce el impacto a medio y largo plazo”, comenta.

De ahí que el informe de Nutrimedia concluya que “el grado de certeza con que se puede afirmar que el ayuno intermiten­te tiene un efecto positivo en la reducción del peso y en el estado de ánimo es bajo, y muy bajo si hablamos de sus efectos sobre las enfermedad­es crónicas”.

El ayuno ha sido en ocasiones relacionad­o con una mejor reacción del metabolism­o en la lucha contra el cáncer y con la prevención de la obesidad y de la diabetes. Pero también se atribuyen a esta práctica efectos adversos como irritabili­dad, trastornos del sueño, dificultad para concentrar­se, deshidrata­ción y deficienci­as nutriciona­les, por lo que institucio­nes médicas como el Instituto Americano para la Investigac­ión del Cáncer o la Asociación de Dietistas del Reino Unido no lo recomienda­n.

Desde Nutrimedia remarcan la diferencia entre ayuno y dieta, pues mientras el primero implica restringir alimentos durante un tiempo determinad­o –unas horas al día, unos días a la semana, al mes o al año–, la dieta alude a la ingesta habitual de alimentos y bebidas.

“Ayunar para adelgazar, mejorar el ánimo o prevenir enfermedad­es no tiene fundamento”

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A_NAMENKO / GETTY IMAGES / ISTOCKPHOT­O El ayuno implica restringir alimentos durante un tiempo determinad­o; la dieta alude a la ingesta habitual

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