Misterio en Pollença
De Agatha Christie a Lorenzo Silva, pasando por Carlos Barral, los escritores han invadido el hotel Formentor desde su fundación
Las paredes del hotel Formentor han visto muchas cosas. Las anécdotas literarias pueblan los rincones de este paradisíaco enclave en la bahía mallorquina de Pollença ya desde su fundación, pues fue construido gracias a la fantasía de un poeta, el adinerado argentino Adán Diehl (1891-1953) quien, tras quedar impresionado en París por el cuadro de Anglada Camarasa Formentor después de la tormenta, decidió visitar el lugar en 1921.
Allí conoció al escritor Miquel Costa i Llobera, quien le vendió unas tierras donde, en 1930, erigió un selecto hotel que debía ser refugio de pintores y escritores (la casa invitaba a los que no tuvieran medios para pagárselo). Diehl se arruinó y, a partir de 1953, sus nuevos propietarios, la familia Buadas, lo relanzó, con la celebración de las Conversaciones Poéticas de Formentor, auspiciadas por Camilo José Cela, y poco después los premios Formentor e Internacional, creados por Carlos Barral y algunos de los más destacados editores europeos. Fueron los premios que, entre otras cosas, lanzaron a Borges al estrellato internacional e hicieron desfilar por la playa a los mejores escritores del momento, como Octavio Paz o Mario Vargas Llosa. Entre los huéspedes más célebres del lugar, se contó con un sorprendente premio Nobel de literatura, el británico Winston Churchill. Desde el 2006, la familia Barceló regenta el establecimiento y decidió en el 2011, junto con la Fundación Santillana, restablecer el premio, que se había dejado de conceder en 1968.
La reina del suspense, Agatha Christie (1890-1976) también se alojó durante temporadas en Pollença y Formentor desde que, dicen, al llegar a Palma de Mallorca, encontró todos los hoteles buenos llenos y le propusieron trasladarse al lugar. Su libro Problema en Pollensa (1939), compuesto de ocho relatos, muestra que conocía bien la zona. El personaje Parker Pyne no se hospeda finalmente en el Formentor –“centro de la plutocracia”– porque encuentra otro establecimiento más modesto.
Estos días, varias decenas de escritores invitados generarán nuevas anécdotas a lo largo de las renacidas Conversaciones Formentor, dirigidas por Basilio Baltasar y en las que los debates se alternan con música, teatro, exposiciones y, por supuesto, baños en la playa y la piscina. Entre los asistentes, escritores como los franceses Emmanuel Carrère y Pierre Assouline, el canadiense Alberto Manguel, el británico Gerald Martin, Lorenzo Silva, Agustín Fernández Mallo, Francesc Serés, Antonio Orejudo, Kiko Amat, Francisco Ferrer Larín, o editores como Jorge Herralde y Enrique Redel. Todos, compartiendo baños y desayunos en un contexto muy diez negritos ,de habitación cerrada, pues la población más cercana está a 17 kilómetros.
El mítico premio Formentor dejó de concederse en el año 1968 y se recuperó en el 2011