La bolsa italiana castiga el plan fiscal del Gobierno y cae un 3,7%
El Ejecutivo llevará el déficit al 2,4% del PIB y desafía a Bruselas
Hay un chiste que circula en las últimas horas en Italia. Luigi Di Maio, vicepresidente del Gobierno y exponente del Movimiento Cinco Estrellas, se presenta ante la prensa y dice: “Durante años nos han dicho que no había dinero. Pero lo hemos solucionado: nos ha bastado con aumentar la deuda”. La broma no está muy lejos de la realidad.
El plan del presupuesto anunciado por la coalición populista, que llevará el déficit del actual 1,7% al 2,4% del PIB durante los próximos tres años, obtuvo ayer un juicio severo en los mercados. La bolsa italiana llegó a caer más del 4%, para luego cerrar en un descenso del 3,7%, en el que fue su peor día de los últimos años. Se esfumaron 20.000 millones de euros en valor. El sector bancario fue el más penalizado, ya que las entidades atesoran 300.000 millones de títulos del tesoro italiano, que ahora corren el riesgo de perder su valor. Ayer la rentabilidad del bono a diez años subió hasta el 3, 15%, llevando el diferencial a los 267 puntos básicos respecto al bund alemán. Aun así, el nivel sigue estando por debajo del pico del 2012.
El punto crítico es el alto nivel de deuda
El hecho de que Francia registre un déficit similar dificulta posibles sanciones de la Comisión
pública del país (un 130% del PIB). Porque para financiar las medidas anunciadas, como la renta de ciudadanía y la financiación de pensiones, se acabará recurriendo a más endeudamiento. En lo que va de año, el BCE ha comprado dos tercios de la emisión neta de bonos italianos y el año que viene dejará de hacerlo. “Se anuncia más gasto público en un gesto electoralista sin tener la valentía de aumentar impuestos para financiarlo”, dijo el profesor de la Universidad Bocconi de Milán, Francesco Daveri.
Bruselas está molesta porque la maniobra rompe los anteriores compromisos. “Los italianos siguen endeudándose y ¿qué pasa? Cada euro más para la deuda es un euro menos para las autopistas, la educación y la justicia social”, recordó ayer el comisario de Economía, Pierre Moscovici. Una nota de UBP (Union Bancaire Privée) resumía la situación así: “Hay cuatro consecuencias principales de estas políticas: un debate feroz con la Unión Europea, un aumento duradero del coste de capital para las empresas italianas –bancos incluidos–, una posible rebaja de la calificación de la deuda en octubre por parte de las agencias de calificación y aumento de la inestabilidad política, con riesgos de que el Ministro de Economía abandone la coalición”.
Finalmente ayer el titular de Economía, Giovanni Tria, reacio a las medidas, tiró la toalla aunque siguió en su puesto. La coalición argumenta que también Francia tendrá un déficit similar al italiano y que al final la Comisión no tomará medidas. Azad Zangana, economista europeo de Schroders, cree que al final “Bruselas intentará persuadir a Roma para que rebaje su objetivo, pero el comportamiento de los franceses ciertamente no ayuda”. Este experto cree que esta política expansiva “no es de todos modos un desastre, si se piensa que el Gobierno ha llevado a cabo su programa electoral sólo de forma parcial. Las inquietudes a largo plazo permanecen, pero el mercado ayer ha sobrerreaccionado”. Aun así, no está para muchas bromas.