Ana Carrasco, primera piloto que gana un Mundial
Ana Carrasco se convierte en la primera mujer campeona mundial de motociclismo
En el planeta motor, sólo la alemana Jutta Kleinchsmidt (Dakar 2001) y la catalana Laia Sanz (trial, en categorías inferiores; 9.ª en el Dakar 2015) habían sido capaces de ganar a los hombres y de poner en entredicho la superioridad física de género. Ayer rompió una nueva frontera en la guerra de sexos por la igualdad en el deporte la murciana Ana Carrasco, que con 21 años se convirtió en la primera mujer que gana un Mundial de motociclismo a los hombres. La piloto de Cehegín se coronó en Magny-Cours en Supersport 300, categoría dentro del Campeonato de Superbikes.
“Soy una piloto –reivindicaba al bajarse de la moto–. Estoy muy contenta por ser campeona del mundo, no por ser una mujer. Si hemos logrado este campeonato, será más fácil ganarlo en el futuro para otras chicas. Estoy orgullosa de poder ayudar de esta manera”, comentaba la murciana, que hace un año, en septiembre pasado, ya derribó el muro de convertirse en la primera mujer que ganaba una carrera mundialista. Acabó el curso en 8.ª posición, pero habiéndose hecho respetar.
En esta ocasión, en la última cita del campeonato de Supersport 300, Carrasco afrontaba el día más importante de su carrera desde una posición comprometida, con sabor a gesta: 25.ª en la parrilla, con 10 puntos de ventaja sobre el holandés Scott Deroue, tenía otros dos rivales (Mika Pérez y Luca Grunwald) que podían arrebatarle el título. Las combinaciones eran numerosas, pero si ella acababa en el podio, el título era suyo. Un podio complicadísimo saliendo tan retrasada.
Por ello, la carrera de MagnyCours tuvo tintes dramáticos. Primero, por la rotura de motor de la Kawasaki de Deroue cuando era 4.º en la quinta vuelta, que dejaba a Mika como gran rival. En segundo lugar, por la costosa remontada de Carrasco, ya que pudo escalar del 25.º puesto al 15.º a falta de dos vueltas, pero esa posición le era insuficiente si ganaba Pérez, que era líder a falta de tres vueltas. Los dos últimos giros fueron de infarto. Ana logró ganar dos plazas más gracias a las retiradas de Steeman y Schotman, y el milagro se obró en el último suspiro, a falta de dos curvas, cuando Dani Valle birló la victoria a Mika Pérez: Carrasco era campeona por un solo punto, gracias a esas dos posiciones ganadas en el último esfuerzo.
Al cruzar la meta, Carrasco no sabía que era campeona. Se lo tuvieron que decir los fotógrafos y comisarios de pista. No sabía ni cómo había quedado. Estalló de júbilo y se enfundó una camiseta negra que tenía preparada desde Portimao con el lema “Ride like a girl” (pilota como una chica), reivindicando su feminidad. Luego se acordaba de su familia, su padre, su hermana y su madre. Y tenía un recuerdo muy especial: “Esto es para Luis Salom y para toda su familia, pues el día que lo perdimos me prometí a mí misma que cuando fuera campeona del mundo se lo dedicaría”.
Carrasco batía a 36 rivales, hombres (y a otra mujer, María Herrera) y hacía realidad el sueño de su infancia, desde que su padre, Alfonso, le contagió la pasión por las motos, y la niña aparcó las muñecas para fijarse en Daijiro Kato y Casey Stoner, sus ídolos. Año a año fue derribando muros al ser “la primera mujer en...”: en puntuar en el CEV, en puntuar en una carrera mundialista, en ganarla, en lograr una mejor vuelta y una pole.
Poco importó que el título le llegase de forma milagrosa, con el abandono de tres rivales; o que su moto, la Kawasaki (y las otras 11 de la parrilla), tuviese una superioridad mecánica (8 CV más que las otras) durante medio campeonato, hasta Donington, cuando la caparon y lastraron al quejarse Yamaha. Carrasco ha sido la piloto más regular, la única (junto a Dorren Loureiro) que ha sido capaz de puntuar en todas las carreras. Quizás, precisamente como ella presume, porque pilota “como una chica”.
ORGULLO DE PIONERA
“Si he logrado este título, en el futuro será más fácil para otras chicas ganarlo; estoy orgullosa de ayudar así”