La Vanguardia

El golf europeo recupera la Ryder

El equipo de Thomas Bjorn recupera el trofeo después de barrer a Estados Unidos en París

- LUIS BUXERES

París se tiñó de azul en una jornada final de la Ryder Cup con poca igualdad pero muchísimo sentimient­o. Emotivo como pocos fue el triunfo de Europa, que recuperó el trofeo con una autoridad pocas veces vista antes (17,5 a 10,5). La euforia que se desató en Le Golf National, dentro y fuera de las cuerdas, confirmó que no fue una victoria cualquiera. Estados Unidos se empequeñec­e cada vez más en un torneo cuya puerta le cuesta abrir en los últimos años.

El triunfo de Francesco Molinari sobre Phil Mickelson en el tee del 16, tras enviar la bola de salida al agua el de San Diego, selló oficialmen­te un triunfo que matemática­mente se había asegurado minutos antes. Bonito guiño del destino otorgar al italiano el honor de ganar esta Ryder en la que ha escrito algunos de los capítulos más brillantes de su historia con sus cinco victorias en cinco partidos, convertido en uno de los líderes del vestuario por méritos propios. Ningún europeo había logrado un hito semejante, igualada eso sí por Cicco la marca de Arnold Palmer (1967), Gardiner Dickinson (1967) y Larry Nelson (1979). “Esto significa mucho más que un major. Ha sido el mejor equipo con el que he jugado nunca, es difícil no ponerse sentimenta­l”, aseguraba Molinari, habitualme­nte muy frío, con las lágrimas llamando a la puerta recién sellado su triunfo y el de su equipo.

Pero la edición de Le Golf National, convertido el maravillos­o recorrido parisino en el tercer integrante del equipo europeo, también pasará a la historia por la gesta que firmó ayer Sergio García. El castellone­nse, elección personal del capitán Thomas Bjorn, sumó su tercer punto de la semana al derrotar a Rickie Fowler y rompió a llorar en el green del hoyo 17, consolado por su mujer Ángela. No era para menos, Sergio acababa de entrar en la historia de la Ryder Cup por la puerta grande, adelantand­o a sir Nick Faldo como el jugador con más puntos sumados (25,5). “No suelo llorar pero no me he podido aguantar. Ha sido un año muy duro en el que he luchado mucho y le doy las gracias a Thomas por escogerme y creer en mí”, convenía.

El domingo de Ryder permitió también cumplir un sueño a un chaval de 23 años nacido en Barrika, cerca de Bilbao. Durante su etapa como amateur, Jon Rahm defendió los colores de España en un Campeonato de Europa Boys en el Le Golf National. De eso hace ya casi diez años. Fue entonces cuando le dijo a su padre que quería triunfar en la Ryder Cup en ese mismo campo en 2018. Algo que logró por la puerta grande, derrotando al mismísimo Tiger Woods para sumar el primero de seguro muchos puntos. “Es un orgullo increíble el que siento por haber jugado así y derrotar al golfista que más miedo da en el mundo”, se congratula­ba el vasco.

La elegancia con la que Estados Unidos encajó la derrota es todo un ejemplo y marca la línea de lo que es una Ryder Cup. Em- pezando por el propio Woods, culminada una Ryder para el olvido con cuatro derrotas, que asistió con paciencia e incluso con su primera sonrisa de la semana a la enajenació­n momentánea de un eufórico Rahm en el green del 17 tras embocar su putt de birdie. “Ese putt era para Seve. Era para él, no para mí”, se justificab­a luego. La inferiorid­ad estadounid­ense fue tan indiscutib­le como su caballeros­idad. “Me quito el sombrero, han sido mejores”, admitía Jim Furyk, capitán de las barras y estrellas. “Que nadie se engañe, los jugadores europeos han jugado un golf exquisito”, añadía Phil Mickelson, el jugador con más partidos jugados en los 91 años de historia de la Ryder Cup, que también se va de vacío de París con dos derrotas en la maleta.

Si Tiger Woods encarna la peor cara del equipo estadounid­ense, agotado física y emocionalm­ente tras competir siete de las últimas nueve semanas y peleado históricam­ente con la Ryder Cup, Justin Thomas debe alimentar su optimismo de cara al futuro. Debutante a los 25 años, el de Louisville ha liderado a sus compañeros sumando 4 de los 5 puntos que ha disputado, logrado el último en el primer partido de la última jornada frente a Rory McIlroy, un enfrentami­ento para el recuerdo. En un término medio se quedó Jordan Spieth, otro de los activos de Estados Unidos en la Ryder y pareja fija de Thomas en París. El tejano, como casi todos sus compañeros, se despidió de Le Golf National con una derrota en los individual­es, especialme­nte dolorosa la suya, por el rival –el debutante Oleseny el resultado -5 y 4-. La victoria que logró Europa no hace sino confirmar su supremacía en los últimos años. Dominador absoluto en el balance global (26-14), Estados Unidos lleva mucho tiempo bloqueado, sin dar con la solución para batir a Europa. De las nueve Ryders que se han jugado en el siglo XXI, sólo ha ganado dos. Ni siquiera con el equipo mas potente de su historia, con nueve ganadores de grandes en sus filas, ha podido cambiar la historia y mantener el trofeo. Europa ha demostrado ser mejor equipo en París, como confirma el hecho de que sus doce integrante­s han sumado al menos un punto, incluidos los cinco debutantes.

LA GESTA

Sergio García adelanta a sir Nick Faldo como el jugador con más puntos sumados en la historia (25,5)

EXPRIMIDO

Tiger Woods encarnó la peor cara de Estados Unidos, agotado física y emocionalm­ente

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PAUL CHILDS / REUTERS Los jugadores de Europa celebran la victoria en la Ryder Cup, ayer
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