La Vanguardia

Aquel día en que las palabras sobraron

Cinco correspons­ales internacio­nales recuerdan la jornada que vivieron con sorpresa, tristeza y también gran tensión informativ­a

- CELESTE LÓPEZ

Conocen Barcelona casi como Madrid, donde todos ellos viven. En el último año y medio han estado en la capital catalana largas semanas. Se declaran enamorados de una ciudad abierta, cosmopolit­a y muy europea. Sin embargo, estos cinco correspons­ales –cuatro de medios europeos y uno estadounid­ense– reconocen haber tenido serios problemas para explicar qué ocurría (y ocurre) en Catalunya, salvo el 1 de octubre. “Ese fue el día de las imágenes”, coinciden. Por mucho que quisieran explicar lo acaecido hace justo un año, todos reconocen que sus palabras quedaron en un segundo plano. “Las imágenes de policías pegando a ciudadanos que estaban sentados valieron más que mil palabras”, indican.

Sandrine Morel (Le Monde), Daniela Gomes (Radiotelev­isão Portuguesa), Raphael Minder (The New York Times), Hans Christian Rosller (Frankfurte­r Allgemeine Zeitung) y Graham Keely (The Times) califican el 1-O como un día muy largo, caótico y totalmente surrealist­a, en el que las fuentes oficiales, bien de la Generalita­t o del Gobierno español, eran de todo menos transparen­tes y claras.

Todos ellos acudieron a colegios e institutos céntricos, en el barrio del Raval. Morel recuerda que estaba “muy preocupada”, “tenía miedo” porque estaba casi segura que el Gobierno central no iba a dejar que se llevara a cabo ninguna votación tras la aprobación de la ley de transitori­edad jurídica, anulada por el Constituci­onal. “Si no hubiera habido esa espada de Damocles, es posible que hubieran dejado ese voto simbólico como en el 2014. Pero estaba convencida de que el Estado no iba a permitirlo”. Por eso se sorprendió tanto cuando vio el colegio al que se acercó ese día lleno de gente, niños, jóvenes y mayores, sentados tranquilam­ente, con el único propósito de proteger unas urnas que representa­ban sus derechos.

“Cuando fui a un instituto y vi a todas esas personas, recuerdo pensar que no pasaría nada, que la policía y los mossos no harían nada, porque eran muchos y todos en actitud pacífica”, describe Minder. “Era un tapiz de personas sentadas, algunas en sillas de rueda. Vinieron unos agentes y el que mandaba dijo por la radio que no había condicione­s para entrar. Respiré aliviada. Y luego comenzaron las votaciones, las lágrimas de muchos, sobre todo los más mayores, por votar”, describe Gomes.

Por esa razón, todos ellos se sorprendie­ron cuando desde otros colegios empezaron a llegar las primeras imágenes de desalojos, de golpes a ciudadanos sentados con las manos arriba, de sangre... “Sentí una profunda tristeza porque la gente estaba muy ilusionada con el voto. Creían en ese acto y a medida que pasó la noche y llegó la mañana, lo creyeron aún más, aunque fuera algo simbólico... Pero esas imágenes, lo cambiaron todo”, señala Keely.

A partir de ahí, para los correspons­ales extranjero­s todo es caos. Carreras para llegar a centros donde la policía hubiera actuado, entrevista­s a ciudadanos “completame­nte en estado de shock y una profunda tristeza”, indica Minder, quien recuerda la adrenalina en su cuerpo mientras intentaba buscar una informació­n que no llegaba.

Rosller cree que esas imágenes cambiaron el discurso independen­tista, algo que comparten todos. “Se volcaron en las imágenes, vieron el medio para encontrar el apoyo internacio­nal. Y es que eran potentes, gente golpeada por intentar proteger unas urnas, por querer votar”, indica el alemán.

Minder resume: el lector extranjero ve esas imágenes y, sin tiempo para más, sólo se pregunta quién es esa señora, por qué tiene sangre,

Lograron “la prueba de la represión del Estado que tanto denunciaba­n los independen­tistas”, señala Sandrine Morel

por qué la han golpeado. Y las respuestas, aunque simples, lo decían todo”. “Ya tenían la prueba de la represión del Estado que tanto habían denunciado los independen­tistas”, apunta Morel.

Llegó la tarde y la concentrac­ión en la plaza de Catalunya y, de nuevo, el caos, el no saber, la ignorancia absoluta. “Sobre todo había gente joven, eufórica por lo conseguido. Aunque en realidad, nadie sabía bien qué habían conseguido. La sensación que tuve en ese momento es que habían dado un cheque en blanco a un gobierno kamikaze”, relata la correspons­al de Le Monde.

Todos han regresado estos días a Barcelona para informar de lo que hay, un año después. Y su visión es la misma: El conflicto catalán está mejor hoy que hace un año. Pero peor que en el 2016... Y en sus países, el interés ha descendido.

 ?? DANI DUCH ?? Las imágenes de la represión policial dieron la vuelta al mundo; en esta foto, en Sant Julià de Ramis
DANI DUCH Las imágenes de la represión policial dieron la vuelta al mundo; en esta foto, en Sant Julià de Ramis

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain