Construir
Orquestra Camerata Eduard Toldrà Intérpretes: Laura Farré Rozada, piano. Edmon Colomer, director Lugar y fecha: Teatre Principal de Valls, 27/IX/2018
Valls es a Robert Gerhard como Camprodon a Albéniz o El Vendrell a Pau Casals y Vilanova i la Geltrú a Toldrà, entre otras ciudades que rememoran a los más importantes músicos de la historia de Catalunya. Un honor para esta villa que ejercita una importante labor de memoria en relación con este compositor que los anales británicos consideran suyo, como hacen los franceses con Picasso. Los laberintos de nuestra historia... Robert Gerhard es uno de los compositores más relevantes de la historia musical de España el siglo XX; discípulo definitivamente de Schönberg en Viena y Berlín, desarrolló una actividad muy importante en tiempos de la República y la Guerra Civil, hasta que fue invitado a vivir en Cambridge, una oferta que honra a esa prestigiosa universidad, que ahora aloja la mayor parte de su archivo documental, que Valls complementa de manera sustancial con el legado familiar en el Institut d’Estudis Vallencs.
Y Valls está íntimamente relacionada con la obra de Gerhard; por ello, situarnos allí, en su estupendo pequeño teatro Principal, que data de mediados del siglo XIX, a escuchar una de sus obras significativas de su etapa británica como es el Concert per a piano i orquestra de corda (1951), es una experiencia singular. Un concierto que viene de la mano de Amics de la Música de Valls, que ya concentra una atractiva cantidad de asociados, y protagonizado por una experiencia orquestal cercana, un ejemplo, como es la Camerata Eduard Toldrà, con sede en Vilanova. Esta orquesta ha tenido la fortuna de coincidir por varias circunstancias con Edmon Colomer, uno de nuestros más prestigiosos directores, poco atendido –comme il faut– entre nosotros, con quien colabora a menudo. Un experimentado maestro a quien debemos una de las experiencias más singulares de nuestra modernización musical como es la Jonde y una dedicación especial a la música de Gerhard desde su recordada versión de La peste en los Proms londinenses.
El concierto en esta ocasión contó con una brillante solista, la joven pianista Laura Farré Rozada, de buena experiencia en la música contemporánea. Orquesta, solista y director trabajaron sobre la partitura con buen criterio, desgajando sus rasgos principales; quizás el que más trasciende es una cierta oscuridad en el fondo sonoro –no olvidemos que se compuso en la aún difícil posguerra–. Tiempos difíciles para el compositor que había vivido casi una década en guerra a partir de 1936 hasta 1945. Ambiente sombrío pues, que el maestro intenta compensar con el brillo de la sonoridad del piano y temas que dan vida a sus tres movimientos. Una excelente ocasión de buena coordenada musical que se completó con una breve Elegia de Benejam y con la compleja Serenata para cuerdas de Chaikovski. Esto es construir.
El teatro Principal de Valls acogió una de las obras más significativas de Robert Gerhard