La Vanguardia

España se cuelga una merecida medalla de bronce en el Mundial

La clave del bronce de las españolas ante Bélgica: familias que les enseñaron a luchar

- DOMINGO MARCHENA

Una afirmación y una pregunta. Estados Unidos ha ganado el Mundial de baloncesto femenino de Tenerife y España ha obtenido el bronce. ¿Es poco botín?

¿Poco botín para la gran capitana, Laia Palau, que ha jugado su quinto mundial como si fuera el primero? ¿Para Alba Torrens o Astou Ndour, imprescind­ibles en cualquier selección? ¿Para Queralt Casas, Anna Cruz o Bea Sánchez, que se han vaciado en la pista siempre que han tenido la oportunida­d? ¿Para Laura Nicholls o Laura Gil, que han brillado a pesar de sus problemas físicos? ¿Para jugadoras como Silvia Domínguez o Belén Arrojo, que apenas han tenido minutos, pero que desde el banquillo eran un faro y una máquina de animar?

Por cuarto mundial consecutiv­o, España está entre las cuatro mejores. Las jugadoras de Lucas Mondelo, que ayer obtuvieron la tercera plaza del podio con su victoria sobre Bélgica (67-60), forman un grupo compacto. “Somos un equipo”, insisten, sin lamentar las ausencias forzadas, como la de la determinan­te Sana cho Lyttle, que se recupera de una operación de rodilla. Otra caracterís­tica común es que todas tienen la misma inspiració­n, sus abuelas. El camino de estas abuelas a estas nietas refleja la evolución social y deportiva de España. Grand-mère yg randmother dicen franceses e ingleses. Y eso fueron ellas. Madres. Grandes madres.

“Mi abuela está en el cielo y es mi ángel de la guarda, siempre está a mi lado”, dice Belén Arrojo, una de las mejores promesas del baloncesto español. “Ella fue otra madre para mí”, añade Cristina Ouviña. “La heroína de mi vida es ella: mis veranos en el pueblo, en su casa, son mis mejores recuerdos”, explica Laura Nicholls, que cierra los ojos y se ve enferma, con fiebre, y recuerda las manos de su abuela colocándol­e un paño húmedo en la frente. Ayer la notó su lado, en la pista. Hubo un momento en que las belgas, que habían ido por detrás durante casi todo el partido, se acercaron peligrosam­ente en el tercer cuarto, con un parcial de 0-11, que las dejó a un punto de las españolas (55-54). Justo entonces tomaron el timón nietas como Laia Palau, Alba Torrens o Laura Nicholls, Niqui, que no se había prodigado mucho en Tenerife en los lanzamient­os a la canasta. Niqui convirtió dos tiros providenci­ales. “Mi abuela, mi ángel de la guarda, me dijo: ‘Tira’. Y, yo que notaba su presencia, tiré”.

Abuelas de pueblos de España o de Dakar, donde nació Astou Ndour, mujeres a las que les tocó vivir otra época y que no soñaron con practicar deporte, pero que animaron a sus nietas para que ellas sí lo hicieran y para que su mundo y sus horizontes fueran mucho más amplios. Gracias a esa educación sus nietas se convirtier­on en guerreras, en niñas que crecieron con el absoluto convencimi­ento de que las mujeres pueden hacer cualquier cosa.

A Marta Xargay, una de las muchas expatriada­s de la selección, que juega en el club ruso Dynamo Kursk, su abuela también le enseñó que “pase lo que pase hay que intentar sonreír y estar juntas, porque juntas somos más fuertes”. Eso, y que no hay retos imposibles, sino retos difíciles. Anteayer, después de la derrota ante la selección de Liz Cambage (también conocida como la selección de Australia), Marta se vino abajo y le costó resignarse a renunciar a la lucha por el oro.

Caerse está permitido, levantarse es obligatori­o: ayer esta jugadora fue elegida la MVP, la mejor del partido. Aunque comenzó con nervios y le costó encontrar el camino a la canasta, al final fue la máxima anotadora de la selección, con 17 puntos (Alba Torrens logró 15 y Astou Ndour, 13).

“Estamos contentas no sólo por la medalla, sino por el esfuerzo”, dice Laura Nicholls. “Este bronce sabe a oro”, afirma Marta Xargay. “Teníamos que subir al podio por lo civil o lo criminal, sin renunciar a nuestro estilo, cimentando las victorias en la defensa y desquician­do a las rivales”, recalca Laia Palau, a la que este nuevo éxito quizá obligue a replantear­se su adiós a la selección...

Cuatro mundiales entre las mejores seleccione­s del planeta, algo que sólo ha hecho otro conjunto, el de Estados Unidos. Pero seis podios consecutiv­os en torneos internacio­nales desde el 2013 (europeos, olímpicos, mundiales), algo que ni siquiera pueden decir las estadounid­enses.

¿Os parece poco, abuelas?

LA GRAN CAPITANA

“Hemos subido al podio sin renunciar a nuestro estilo, cimentando la victoria en la defensa”, dice Laia Palau

LA MEJOR DEL PARTIDO “Este bronce sabe a oro”, asegura Marta Xargay, máxima anotadora de España y elegida la MVP

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ELVIRA URQUIJO A. / EFE Las jugadoras y el cuerpo técnico de la selección de España no pueden frenar su euforia por el bronce obtenido en Tenerife
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