Arquitectura para un mundo mejor
Todos soñamos, de una manera u otra, en cambiar nuestras ciudades y edificios. A menudo soñamos en ciudades sin obstáculos para personas con diversidad funcional, sin lugares inseguros que pongan en riesgo a las mujeres o sin personas que tengan que dormir en la calle; otras veces anhelamos una ciudad sin humos, sin ruidos y sin coches. También soñamos en edificios sin humedades, sin temperaturas poco confortables, sin mala ventilación.
Considerando las particularidades de cada época, los sueños para hacer mejores ciudades han sido una constante en la historia. Y hoy, uno de octubre, día mundial de la Arquitectura y del Hábitat Urbano, conviene reivindicar su papel en el futuro de las ciudades y el bienestar de las personas que las habitamos. Vitruvio afirmaba que la arquitectura descansaba sobre tres pilares: la Venustas (belleza), la Firmitas (firmeza) y la Utilitas (utilidad). Para él, la arquitectura consistía en alinear estos tres aspectos. Más de dos milenios más tarde, y después de muchas reflexiones, algunas utópicas, estamos lejos de satisfacer nuestros sueños.
Las Naciones Unidas y la Unión Europea, conscientes de problemáticas como el acceso a la vivienda, la cohesión social, la movilidad, la lucha contra el cambio climático, la economía circular o las nuevas tecnologías, han puesto en marcha diferentes proyectos para revertir la actual situación. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la Agenda Urbana o la reciente Declaración de Davos de impulso al concepto Baukultur son buenos ejemplos.
La estrategia común en todas las interpretaciones sobre las urbe es clara: la renovación
No puede ser que la rehabilitación siga estando tan por debajo de las actuaciones de obra nueva
urbana es la única opción de futuro que da respuesta a las necesidades de las generaciones presentes y futuras, sin comprometer el medio ambiente y de acuerdo con la visión vitruviana de la arquitectura. Las ciudades y las viviendas son elementos vivos, que requieren actuaciones de renovación que mejoren sus prestaciones.
Los arquitectos, ejerciendo el papel social de nuestra profesión, defendemos un proyecto de país basado en la transformación de las ciudades. Este proyecto es clave para alcanzar ciudades más justas, sostenibles, empáticas con el tejido social y que favorezcan el bienestar, la salud y la felicidad.
No puede ser que la rehabilitación siga estando tan por debajo de las actuaciones de obra nueva. Fortalecer las políticas de renovación urbana, liderar el consenso entre los agentes y garantizar los recursos que cambien esta situación son los objetivos que pedimos al futuro Pacto Nacional de Renovación Urbana. En el día mundial de la Arquitectura, los arquitectos queremos recordar el profundo compromiso de la profesión en la consecución de un mundo mejor, que nos acerque a los sueños individuales y colectivos de todos.