Obras de arte efímeras
Cerabella, grupo familiar que lleva la quinta generación, facturó 8,4 millones en el 2017
Cerabella es una de las cererías más tradicionales de Barcelona. Inició su actividad como un obrador de cirios en el año 1862 en el antiguo barrio chino de Barcelona de la mano de una mujer emprendedora y adelantada a sus tiempos llamada Francesca Abella. Hace más de un siglo, ya logró con éxito abrirse paso en un mundo de hombres en el que sus principales interlocutores eran eclesiásticos. Actualmente, Toni Anglès, antiguo estudiante de Derecho, tiene el relevo del negocio familiar en el que se lleva a cabo todo el proceso de la producción de las velas, desde la mecha hasta el packaging final. “Cada una es para mí una pieza de joyería artesana única”, explica Anglès.
El año pasado, la empresa logró una facturación de 8,4 millones de euros con una cartera de unos 6.500 clientes repartidos por todo el mundo. Entre los países en los que opera se encuentran el Reino Unido –como principal cliente europeo–, Japón, Rusia, Estados Unidos y Turquía, aunque un 40% de sus ventas se concentran en Catalunya. La firma cuenta con dos sedes, una en Sentmenat (Vallès Occidental), con 12.000 m2 dedicados a la producción, y una segunda en Miami (Florida) desde el 2014.
En la época romana, las velas eran simples cilindros con el cometido de iluminar. Luego, se usaron como muestra de agradecimiento en las iglesias. “Gracias a la evolución de las materias primas, se ha conseguido hacer cosas más especiales y evolucionadas estéticamente”, explica el propietario y miembro de la quinta generación familiar. En los años 60, Cerabella comenzó a apostar por el producto diferencial, jugando con los colores, los perfumes, las formas y su función. Su catálogo reúne decenas de miles de referencias, donde aún sobreviven los clásicos cirios a los que se le suman prácticamente cualquier forma reproducible a través de la cera: antorchas, bustos humanos, frutas, animales, velas acuáticas, plantas e incluso órganos humanos.
La empresa, que también fabrica para grandes marcas de moda y perfumería, ha contado en múltiples ocasiones con la colaboración especial de diseñadores reconocidos que querían hacer algo diferente en sus vidas, como Antoni Miró, Jordi Labanda, Javier Mariscal o Michele Oka Doner.
Estas velas características también se han hecho un hueco en los acontecimientos culturales. Su última aparición fue el pasado 8 de septiembre en Seine et Marne (Francia), realizando un gran mosaico de velas encendidas a modo de alfombra llamado Les lumières de la paix (Las velas de la paz). Entre sus proyectos se encuentran, además, la iluminación de los jardines del Teatre Grec de Barcelona o los jardines urbanos de Bilbao.
La cerería Cerabella, con unos 6.500 clientes, tiene sede en Sentmenat (Vallès Occidental) y en Miami