Jordi Llavina
ESCRITOR
Ermita, del escritor Jordi Llavina (50), ha sido reconocido como el mejor libro del año por el jurado del premio Lletra d’Or. El poema, de 1.401 versos octosílabos, relata la ascensión del poeta hasta la ermita de Sant Pere del Puig.
Las normas del premio Lletra d’Or rezan que se galardonará el mejor libro del último año, que un autor sólo puede recibir el premio una vez y que el editor del libro deberá invitar al jurado a “una buena cena”. Otra de las normas reza que los miembros del jurado deben retirarse a los 50 años, nombrando a su sucesor. Son normas que se cumplen a rajatabla, aunque no están escritas en ningún sitio. Así se estableció en su fundación, en 1956. El primer premiado fue Espriu y los miembros de aquel jurado fueron Enrique Badosa, Maria Aurèlia Capmany, Josep Maria Castellet, Antoni Comas, Fèlix Cucurull, Gonçal Lloveras, Joan Teixidor, FredericPau Verrié y Antoni Vilanova.
En esta 63.ª edición, le ha tocado pagar la cena a la editorial Meteora. Ayer por la noche, en el restaurante barcelonés El Chato, se reunieron el jurado y unos cuantos periodistas para celebrar la Lletra d’Or de este año al poema Ermita, de Jordi Llavina (Gelida, 1968). Bernat Puigtobella –fundador del digital Núvol– leyó la glosa: “Palabras esculpidas con un cierto grosor de dolor”; “Una gran agudeza visual”; “Palabras como si fueran guijarros que pudiéramos acariciar”; “Ermita es un poema y es una poética” y “tiene vocación curadora”.
Además de Puigtobella, Salvador Macip, Ada Castells, Sebastià Alzamora, Núria Cadenes, David Plana, Heura Marçal, Llucia Ramis y Sílvia Bel, como miembros del jurado, valoraron “la fuerza y la destreza verbal de este poema que alterna narración y meditación”. Compuesto de 1.401 octosílabos, la voz del poeta relata en Ermita la caminata hasta Sant Pere del Puig, en el término de La Selva del Camp, “donde el autor tiene hondas raíces maternas e imborrables recuerdos de infancia y adolescencia”.
La estirpe de joyeros Capdevila ha sido la encargada, generación tras generación, de entregar la letra fi griega mayúscula en oro al premiado. Ayer fue Miquel Capdevila quien impuso la Lletra d’Or a Llavina, como antes lo había hecho su padre y también su abuelo.
Llavina agradeció el premio como hacen los poetas, con unos versos que recordaron los grandes nombres que lo han precedido y subrayando la fecha del primero de octubre, con una reivindicación independentista y de recuerdo “por los presos políticos”.
El poema ‘Ermita’, de Jordi Llavina, es reconocido como el mejor libro del año en la 63.ª edición del premio