El ministro del Interior desafía a Macron y se va
Collomb planta al presidente a pesar de que este no había aceptado su dimisión
Emmanuel Macron vivió ayer una situación muy embarazosa e inédita que erosionó su autoridad. A pesar de no haber aceptado la dimisión de su ministro del Interior, Gérard Collomb, este insistió horas después en que renunciaba al puesto porque quiere presentarse a la alcaldía de Lyon en las elecciones municipales del 2020.
Anoche estaba claro que Collomb se iba. La continuidad del ministro se hizo insostenible. El Elíseo hizo saber que el presidente de la República esperaba “las propuestas del primer ministro (Édouard Philippe)”. Es decir, que la dimisión se oficializará cuando haya sustituto. La decisión debía ser rápida porque hoy se celebra Consejo de Ministros.
La marcha de Collomb –y más de una manera que recuerda el teatro del absurdo– supone un duro golpe para Macron, otro síntoma de que su proyecto no pasa por su mejor momento. El ministro del Interior, exsocialista, de 71 años y con larga trayectoria, fue una de las figuras políticas que apoyó a Macron desde primera hora. Su salida se suma a la reciente del titular de Transición Ecológica y Solidaria, el carismático expresentador de televisión Nicolas Hulot. Ambos tenían la categoría de ministros de Estado, el grado superior.
Hace dos semanas Collomb anunció que se iría tras las elecciones europeas del próximo mayo para preparar su candidatura a la alcaldía de Lyon, que ya ocupó durante 16 años, entre el 2001 y el 2017. El ministro fue muy criticado por la oposición –e incomprendido también en las filas de la mayoría macronista– por anunciar esa renuncia en diferido. Le reprocharon cierta frivolidad, pues un titular del Interior en un país tan amenazado por el terrorismo debe ostentar siempre la máxima autoridad; no puede ser percibido como alguien que está de paso.
Consciente finalmente de la situación, Collomb dimitió en la noche del lunes, pero Macron no se la aceptó. Le pidió que siguiera, por el bien del país. Ayer por la tarde, en una entrevista en la edición digital de Le Figaro, Collomb insistió en que no podía continuar por los “rumores” y “presiones” sobre él, que pueden afectar la marcha del ministerio. Su reto al presidente fue definitivo. Ya desde hace unos meses su relación parecía haberse enfriado mucho. El ministro se había quejado de “la falta de humildad” del Gobierno, aunque apuntaba directamente a Macron.
La oposición conservadora y la de izquierdas fueron muy duras con Macron. Hablaron de “fin de reinado”, de “vodevil malo”, de “ridículo” y de “circo”.
El jefe de Estado ve erosionada su autoridad en otro episodio que muestra la crisis de su proyecto