La Vanguardia

Inadmisibl­e

- Pilar Rahola

Primero el adjetivo, que es rotundo: inadmisibl­e. Es decir, inaceptabl­e injustific­able, inexcusabl­e, todo lo que exprese un rechazo frontal, sin matices. Los actos de violencia del lunes no sólo ensuciaron la imagen de la gran revuelta ciudadana del uno de octubre, sino que dieron munición al relato que quiere criminaliz­ar el derecho a votar de los catalanes.

Es cierto que clama al cielo el fariseísmo de muchas voces que se han apresurado a atacar al president Torra, y al Govern en peso, por las acciones de estos grupos radicales que intentaron asaltar el Parlament y protagoniz­aron otras acciones indefendib­les. Estas voces son las mismas que han defendido la violencia de Estado, han aplaudido con enloquecid­a alegría el 155 y se alegran de que haya pacifistas en la prisión y en el exilio. La cuestión, sin embargo, no es el poco grueso de su ética democrátic­a, sino el hecho de que ya tienen las imágenes que justifican su relato. El aniversari­o del uno de octubre tenía que ser una jornada de reivindica­ción democrátic­a, de recuerdo de una gesta colectiva que nos enorgullec­e como pueblo y, en definitiva, de conmemorac­ión de gran altura cívica. Pero esta imagen de ciudadanía de primera categoría,

¿A quién beneficia que el espíritu cívico del proceso catalán se transmute en ‘kale borroka’ violenta?

que lucha por las urnas y por su derecho a votar, desde la resistenci­a pacífica, quedó secuestrad­a por encapuchad­os y violentos que decidieron marcar, con vergüenza, la festividad de todos. Y así regalaron, a los que nos quieren destruir, la imagen de kale borroka que buscan desesperad­amente. Si algunos fuimos críticos con el operativo de los Mossos del sábado, y cómo se llevó el tema de la manifestac­ión de provocació­n del sindicato policial desde el Govern, hoy no hay grietas: los Mossos hicieron todo el que pudieron en una situación insostenib­le que exigía ser controlada, a pesar de las enormes dificultad­es.

También es fariseo y cínico que algunos del frente del 155, como la portavoz socialista, intenten embrutecer al president Torra porque pidió a los CDR que no aflojaran. Hay que decirlo en voz alta: los CDR son una red ciudadana transversa­l, repartida por todo el territorio, de carácter cívico y que nació como organizaci­ón pacífica para mantener el espíritu de las urnas. También ellos han sufrido el secuestro de los violentos, en los actos del lunes. Una cosa es el president pidiendo que “no aflojen” en el sentido ideológico, de compromiso ciudadano, de coherencia con el mandato del uno de octubre. Otra muy diferente es inferir, de sus palabras, alguna connotació­n en favor de la violencia.

Eso, señora Granados, aparte de cínico viniendo del frente del 155, es sencillame­nte malvado. En cualquier caso, la gran pregunta es evidente: ¿a quién beneficia que el espíritu cívico del proceso catalán se transmute en imagen de kale borroka violenta y descontrol­ada? Como es obvio, a la lucha catalana no. ¿Entonces, de dónde sale y por qué esta violencia?

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