El padre de Nadia se enroca: “Mi hija aún tiene riesgo de muerte inminente”
La pareja sigue con el guion previsto; ella no sabía nada y sólo él llevaba el control
¿Huyó usted al extranjero cuando supo que los Mossos le estaban buscando? “No, sólo me fui a Toulouse”. ¿Cómo explica que en su pasaporte no conste ninguno de los viajes al extranjero que asegura haber hecho con su hija Nadia para operarla en hospitales y visitas a médicos? “Volaba desde Francia y no me pedían ninguna documentación”. ¿Cómo es posible que usted estuviese en un hotel de Mallorca con su mujer y su hija cuando había dicho en la televisión que en esas fechas iba a un hospital de Houston? “No lo sé, pero si usted lo dice...”. ¿Qué tipo de operaciones le hacían a su hija? “Le sacaban los genes, los mutaban y se los volvían a poner. Y también le reseteaban el cerebro, la ponían a cero”. ¿Recuerda el nombre de los centros donde se realizaron esas operaciones? “Hemos ido a muchos hospitales, no recuerdo a cuales”.
Es un acelerado resumen de lo que dio de sí ayer en la Audiencia de Lleida el interrogatorio del fiscal a Fernando Blanco durante la primera sesión del juicio por el caso Nadia. El padre de la niña (la pequeña tiene ahora tiene 13 años) está acusado –junto con su esposa, Marga Garau– de haberse aprovechado de la enfermedad de su hija, que padece una dolencia de las consideradas raras, para enriquecerse. El fiscal pide para ambos una condena de 6 años por estafa al sostener que la pareja exageró la gravedad de la dolencia de la pequeña con el único propósito de conseguir donaciones.
Pero Fernando Blanco, a pesar de sus lapsus de memoria y desconcertantes respuestas, no se amilanó en esta primera sesión del juicio. El padre de Nadia sostuvo que su esposa y él sólo vivían para una cosa: “conseguir que nuestra hija fuese una niña feliz”. Y fue aún más lejos cuando afirmó –lo que recuerda a las entrevistas de la pareja antes de su detención– que “el riesgo de muerte de Nadia sigue siendo inminente. No saben ustedes cómo tiene ahora las piernas”.
Fernando Blanco siguió el guion esperado en esta vista, salvo cuando pidió al tribunal si podría hospedarse en un hotel mientras dura el juicio. La respuesta fue negativa. A la hora de hablar de gastos en viajes, operaciones en hospitales de medio mundo y visitas a médicos, volvió a repetir que pagaba en efectivo y no pedía facturas. Versión que el fiscal no se cree. En algunos momentos el representante de la acusación pública parecía tener acorralado al padre de Nadia al no cuadrar casi nada de lo que este decía, pero Fernando Blanco intentó salir en más de una
Al fiscal no le cuadran los viajes de Blanco y le extraña que se alojara en Mallorca cuando decía estar en Houston
ocasión de ese atolladero con un tono arrogante y desafiante, lo que le costó llamadas de atención por parte del presidente de la sala, Francesc Segura.
El guion esperado en esta vista también se cumplió cuando llegó el turno de la madre de Nadia, Marga Garau. Fernando Blanco se esforzó en excluirla de la trama. “Ella no sabía nada. Confiaba en mí, porque era su esposo y todo lo controlaba yo, desde las cuentas hasta las visitas médicas o las entrevistas en las televisiones”, aseguró el padre de Nadia. Marga Garau mantuvo esa línea de defensa en su interrogatorio. Su misión , dijo, se limitaba a estar pendiente las veinticuatro horas del día del cuidado de su hija.
Blanco negó, asimismo, haber asegurado en entrevistas que padecía cáncer (afirmación que para el fiscal forma parte de la estrategia en añadir dramatismo a su historia y aumentar las donaciones) e insistió también en que no era él el que llamaba a los medios de comunicación para dar entrevistas.”Eran ellos los que contactaban conmigo”, afirmó.
La instrucción de esta causa (Blanco está preso desde finales del 2016 y su esposa, Marga, disfruta de libertad provisional) ha constatado que la pareja ingresó en donaciones en poco más de seis años 1,1 millones de euros. Casi ochocientos mil euros se han esfumado sin pruebas documentales del destino dado a ese dinero.