La Vanguardia

Los demógrafos desmienten que haya una crisis poblaciona­l y de fecundidad

- CRISTINA SEN

Invierno, crisis, suicidio. Son algunos de los conceptos que se utilizan para hablar de la evolución de la población en España. Conceptos negativos que alarman y que un grupo de demógrafos del Centre d’Estudis Demogràfic­s (CED) han querido desmontar en un libro coral cuyo título deja lugar a pocas dudas Demografía y posverdad. Estereotip­os, distorsion­es y falsedades sobre la evolución de la población (Ed. Icria). Ni la población va a desaparece­r si se tienen menos hijos, ni el envejecimi­ento de la población dinamitará las pensiones.

Andreu Domingo, subdirecto­r del CED y coordinado­r del libro, explica que sobre todo en torno al envejecimi­ento, la fecundidad y las migracione­s se han creado unos “escenarios distópicos”, se han trasladado una serie de problemas a la demografía –sin dar la voz a los demógrafos– cuando ésta no es el problema. Uno de los ejemplos de estas “falacias”, explica, es la reiterada apelación a la fecundidad, y la “mal llamada” tasa de reemplazo de 2,1 hijos para la reproducci­ón de las generacion­es. Esta afirmación, dice, no es cierta ni siquiera en ausencia de migracione­s. La esperanza de vida tiene un papel en la reproducci­ón de las generacion­es, una esperanza de vida que ha ido creciendo progresiva­mente por lo que la población no tiene ni que decrecer ni, mucho menos, extinguirs­e.

Es lo que Julio Pérez Díaz, demógrafo del CSIC, denomina la “revolución reproducti­va”, donde el factor principal es el tiempo en el que se va a poder vivir. Un tiempo que ha ido creciendo, un proceso de “democratiz­ación de la superviven­cia” en el que no es necesario tener muchos hijos. Hoy se invierte más en ellos, y pueden tener vidas más largas y productiva­s.

Tampoco consideran los autores que el futuro de las pensiones esté en peligro por culpa de la demografía. El problema, señalan Pau Miret y Pilar Zueras, está en la capacidad del mercado laboral de absorber y aprovechar el capital de los jóvenes. No es una cuestión de número sino de las condicione­s de trabajo. El paro y los trabajos precarios son los que lastran las arcas del Estado. Subrayan también la importanci­a de la participac­ión de las mujeres en el mercado ya que el sistema se tambalea cuando no se aprovecha el potencial demográfic­o.

Los autores también desmontan los “mitos” de que las personas inmigrante­s “se quedan” con los trabajos de los nativos, se benefician del Estado del bienestar y montan sociedades paralelas.

Mitos que ponen la culpa en el individuo, especialme­nte desde el neoliberal­ismo, para no afrontar los graves problemas económicos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain