La Vanguardia

El ‘jardín’ de los Messi cambia de actividad

El local de la calle Enric Granados deja de funcionar como restaurant­e y pasa a acoger celebracio­nes de empresa y banquetes

- CRISTINA JOLONCH

Dos años es lo que ha durado el espacioso Bellavista del Jardín del Norte, el restaurant­e de la calle Enric Granados que se anunció a bombo y platillo como el nuevo local de Messi, a pesar de que los hermanos Iglesias, sus socios y quienes se han ocupado del funcionami­ento, se empeñaran en decir que no era el futbolista su interlocut­or sino su hermano, Rodrigo Messi. Dos años durante los que ese espacio de más de mil metros cuadrados que evocaban la vida de un pueblo, Bellavista, no ha conseguido superar el azote de una crisis que está afectando de lleno a la gastronomí­a barcelones­a.

Desde la dirección del restaurant­e se emitió ayer, un día después del cierre del local, un comunicado en el que se anunciaba que “el establecim­iento ha venido recibiendo múltiples solicitude­s para albergar actividade­s y actos privados, tales como eventos de empresa y celebracio­nes particular­es”. Con el argumento de que las caracterís­ticas del local (esos mil metros más mil de jardín que no utilizaban para no estorbar a los vecinos), lo hacen único para este tipo de actividad, se anunciaba el cese como restaurant­e y se agradecía a los clientes la fidelidad y el apoyo.

Juan Carlos Iglesias explicó ayer a La Vanguardia que habían recibido muchísimas peticiones para organizar bodas que no podían acoger para no entorpecer la actividad del restaurant­e. Sin embargo, este empresario, propietari­o con sus hermanos de la marisquerí­a Rías de Galicia, La Cañota y Espai Kru, y socios de los hermanos Adrià en la mayor parte de sus restaurant­es, no ocultaba que, a pesar de que arrancaron con éxito y están orgullosos del trabajo hecho y del nivel gastronómi­co que habían alcanzado, estaban teniendo pérdidas. “Ha sido después de este verano atroz cuando hemos tomado la decisión de cambiar el modelo de negocio, lo que servirá para hacer una explotació­n más razonable del espacio”.

Para Iglesias el nuevo paso es un reflejo de una ciudad que necesita un cambio: “La turismofob­ia, la crisis, los atentados, el aumento brutal de la insegurida­d ciudadana, la política... El problema es cuando todo eso se convierte en una tendencia”. Asegura el empresario hostelero que Barcelona, por todo un cúmulo de razones, está dejando de ser la ciudad cosmopolit­a y maravillos­a que era la envidia de todo el mundo. Según él, en el futuro habrá que replantear­se muchas cosas. “Creo que la renovación vendrá por las inversione­s de fuera: Barcelona tiene un potencial espectacul­ar pero los que llevamos toda la vida tenemos que dar un descanso a la ciudad. Creo que tendrían que venir grupos de Madrid y empresario­s de aquí abrir allí. En Madrid hay saturación de los mismos grupos, y aquí llevamos muchos años abriendo los mismos empresario­s, y eso cansa”.

La decisión de cambiar el modelo de negocio se tomó tras un verano con pérdidas importante­s

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LLIBERT TEIXIDÓ/ARCHIVO El restaurant­e de la calle Enric Granados abrió en verano del 2016

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