La Vanguardia

De ridículo en ridículo

El Madrid paga recibir un gol en el primer minuto y pierde en Moscú ante un débil CSKA

- CARLOS NOVO

El Madrid sigue sin levantar cabeza y va de mal en peor. El equipo de Julen Lopetegui dio un paso atrás en la clasificac­ión al caer derrotado en Moscú ante el modesto CSKA, que marcó en el primer minuto y luego se dedicó a defender el resultado. La pobreza de recursos ofensivos del Madrid fue sorprenden­te. A cada día que pasa, la ausencia de Cristiano es más sangrante. El problema va más allá. Aun sin el portugués, el Madrid debería haber ganado a un equipo de un nivel medio de la Liga española, siendo generosos con los rusos. Por mucho que diga Lopetegui, su equipo no marca porque genera muy poco arriba.

Con los delanteros negados ante el gol, como Benzema como caso extremo, un solo gol en contra es una losa demasiado pesada. El Madrid jugó mal, entendió peor el partido y dio una pobrísima imagen. Como a perro flaco todo son pulgas, tuvo también un compendio de mala suerte: estrelló tres balones en el palo y en los minutos finales Mariano y Varane tuvieron remates claros que no entraron porque los blancos están ahora mismo en una dinámica en la que no les sale nada.

Llevaba doce años el Madrid sin encadenar tres partidos seguidos sin marcar un gol. El equipo de Lopetegui, ayer lleno de remiendos porque en casa se quedaron por diferentes motivos Marcelo, Isco, Bale y Ramos, estuvo mal construido de inicio, y los parches del segundo tiempo no funcionaro­n. La puesta en escena fue tan ridícula como en el Pizjuán. Si entonces el Madrid pudo encajar un gol en el primer minuto, anoche lo concedió. Parecía que lo estaba deseando. Kroos envió un pase retrasado infumable, y Vlasic aprovechó el regalo para fusilar a un sorprendid­o Keylor Navas, que ayer envió al banquillo a Courtois.

Tocaba remar durante 89 minutos para arreglar el resultado. Aturdido, el Madrid dejó pasar los primeros veinte minutos y cuando, atravesado el ecuador del primer tiempo, tomó los mandos, lo hizo con poco criterio. Ceballos no fue ni la sombra de su segunda parte ante el Atlético, y Asensio estuvo desapareci­do en combate en uno de sus típicos días grises. El Madrid no hacía daño por los laterales ante una defensa poblada, y su único peligro llegó en un remate lejano de Casemiro que se fue al poste y luego en un cabezazo de Benzema al travesaño, ocasiones no producto del juego sino de la posesión del Madrid, que casi llegaba al 70%.

La segunda parte empezó con el cambio de Odriozola por Carvajal, que había entrado en el 42. El donostiarr­a no aportó la profundida­d necesaria, y para la media hora final entraron Mariano y Modric, que tampoco iban a tener su noche.

El Madrid insistió una y otra vez de una forma angustiosa y estéril. Fue un ejercicio de impotencia, impropio de un equipo que busca hacer algo grande en la Champions. Con todas sus costuras ofensivas al descubiert­o, los blancos centraron balones a la olla y fueron incapaces de filtrar un pase decente ante un contrario que se defendía amontonand­o hombres en su área. En los minutos finales llegaría otro tiro al poste. El Madrid tuvo actitud, pero acaso ese fue el peor mensaje. Lo intentó todo y dio pena.

Con su derrota en Moscú, donde el Madrid sólo había ganado un partido en ocho visitas, sumada a la goleada del Roma ante el Viktoria Plzen checo, el grupo se abre y obliga a los blancos a puntuar en Roma si quieren aspirar a la primera plaza. No parece este Madrid un candidato a nada. Lopetegui debería estar preocupado por su situación personal.

SEQUÍA ABSOLUTA

Tercer partido consecutiv­o de los blancos sin marcar, lo que no ocurría desde hacía doce años

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PAVEL GOLOVKIN / AP En esta acción Vlasic superó a Keylor Navas ante la impotencia de Varane

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