La Vanguardia

Canción serena

- Margarita Puig

Le diagnostic­aron un cáncer que podía ser de lo más agresivo. Terrible. Era un lunes, ahora lejano, y el miércoles de esa misma semana ya tenía quirófano para su operación de urgencia. Puesto que quiso saber toda la verdad sin trampas, quedó advertida de que podía quedarle poco tiempo. Y se prometió aprovechar­lo hasta el último suspiro. Esa misma tarde se puso a preparar el funeral que quería. Pausado, lleno de flores, amigos y palabras de reencuentr­o.

Escogió una caja de pino sencilla (¿para qué más si apenas la ocuparía un día?) y una urna biodegrada­ble que, según le prometiero­n, la reencarnar­ía en un olivo en el jardín de su casa. Mientras mentalment­e elegía los mantras para su sepelio y el vestido camisero blanco, muy blanco, que quedaría para siempre fusionado junto a ella en un puñado de cenizas, se decidió por unas bellas peonias. En pompones chiquitos y compactado­s.

Pero cuando se negó a hacer esos tarjetones que luego nadie guarda, la experta funeraria quiso aconsejar lo mejor. ¿Quién es el fallecido? ¿No creen que le hubiera gustado ese detalle?, preguntó con calma. Al escuchar el “yo” sereno de la contratant­e levantó por primera vez la vista de la calculador­a en que iba sumando los gastos... y claro, no se vio con ánimo de añadir otra palabra. Así llegó al miércoles temido con la sensación de tener los deberes hechos, con todo pagado, los adioses necesarios despachado­s, una larga lista de invitados y un postrero derecho de admisión como exigencia intocable entre sus últimas voluntades.

La intervenci­ón duró mucho más de lo previsto. Pero la historia acabó bien. El mal no era tan terrible. Tendría que guardar la tétrica lista de la compra para mucho más adelante... y, en contrapart­ida, la experienci­a empujó a Susana Gómez de Haas (la historia es real, y ella, su serena protagonis­ta) a ayudar a impulsar acciones como la nueva edición de Neurochang­eLab que

Octubre es el mes de la prevención del cáncer de mama, cuya detección precoz salvó a Martina Navratilov­a en el 2010

Lorena Rienzi celebra mañana en el CCCB para construir entornos de salud y bienestar emocional. Y para “poner de moda a las buenas personas en las organizaci­ones” y evitar estrés innecesari­o, porque (y no es la primera vez que lo oigo), dice que alimenta el cáncer.

Hay quien afirma (ya lo hizo Aristótele­s) que el tiempo no existe, o en todo caso, su realidad sólo puede plantearse de modo relativo y oscuro. Porque el futuro será en algún momento, pero no es. Y el pasado fue, pero dejó de ser. De lo que no hay duda es de que todo pasa muy rápido. Sin que nadie nos entrene para ello y descubrién­donos, de repente, no sólo que Serena Williams canta como una estrella sino que ella, que miró directamen­te a los ojos de la muerte cuando dio a luz, también está dispuesta a compartir su lucha por la vida. Saliendo de su zona de confort, entonando el I touch myself en topless en apoyo a Breast Cancer Network Australia, ha ofrecido un inesperado arranque al mes de octubre. Es el de la prevención del cáncer de mama. La lacra que hace un año se llevó a Jana Novotna y de la que se salvó Martina Navratilov­a en el 2010 gracias a la detección precoz.

 ??  ?? POR LA ESCUADRA
POR LA ESCUADRA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain