La prima de riesgo italiana se dispara a máximos desde el 2013 y debilita al euro
Roma ataca a la Comisión Europea y Bruselas evoca el fantasma de Grecia
Mucho ruido y muchas nueces, también. El proyecto de presupuesto de Italia ha abierto una crisis en la UE, con un cruce de declaraciones incendiarias, y ha sacudido los mercados, hundiendo la bolsa y disparando la prima de riesgo.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se atrevió ayer a evocar el fantasma de Grecia. “No quisiera, después de haber manejado la muy difícil crisis griega, encontrarnos en una nueva crisis griega, esta vez en Italia”, dijo. Para añadir: “Debemos evitar que Italia reclame condiciones especiales que supondrían el final del euro”. El vicepresidente italiano, Matteo Salvini, le rebatió el tono con ataques personales: “Sólo hablo con personas sobrias”. El político de la Liga Norte aseguró que “las palabras y amenazas de los burócratas europeos continúan impulsando la prima de riesgo con el objetivo de atacar al gobierno y la economía italianos, estamos listos para reclamar una indemnización”.
Las escaramuzas se contagiaron a Europa, después de que el presidente de la Comisión Presupuestaria del Parlamento italiano, el euroescéptico Claudio Borghi, sostuviera que “si Italia tuviera una moneda propia, habría solucionado gran parte de sus problemas”. La divisa europea descendió ayer un 0,39% respecto al dólar.
La bolsa italiana cayó hasta mínimos de 17 meses. El bono a diez años se disparó hasta el nivel más alto desde la primavera del 2014, con lo que el diferencial con el título de Grecia de las mismas características es ahora de tan sólo el 0,9%. La prima de riesgo subió hasta los 311 puntos, el nivel más alto desde junio del 2013, para luego cerrar en 302.
El vicepresidente del Ejecutivo, Luigi Di Maio, rebatió que el país no retrocederá un milímetro en su plan de elevar el déficit del actual 1,7% hasta el 2,4% del PIB. Se rumorea que la Contabilidad General del Estado italiano no vería con buenos ojos una política expansiva tan arriesgada, pero Di Maio respondió que “los técnicos del ministerio deben preparar los documentos bajo el impulso de los políticos”.
Es verdad que aun así el déficit italiano se situaría por debajo de los niveles establecidos en el pacto de Estabilidad, parecidos al de Francia, pero se les reprocha no haber mantenido compromisos previos. “Italia se comprometió a un déficit de 0,8% para el 2019. Francia se comprometió a 2,6%. La desviación de Italia es mucho más grande. Luego están las desviaciones relacionadas con el déficit estructural y quizás también con la deuda pública”, alerta Francesco Daveri, de la Universidad Bocconi. En su opinión, “el temor principal es que algunas de las partidas de ingresos, como los que procederían de la amnistía fiscal, puedan sobreestimarse. Lo que aumentaría el déficit real hacia el 3% del PIB”, dijo.
En lo que va de año, el BCE ha comprado dos tercios de las emisiones del tesoro italiano. Cuando, a partir de enero, el instituto de Frankfurt cierre el grifo, ¿quién comprará la deuda italiana? El ministro de Políticas Comunitarias, Paolo Savona, aseguraba el otro día que gracias a las inversiones públicas, Italia podría alcanzar un crecimiento del PIB del 3% y mejorar así sus cuentas. Pero es legítimo tener dudas sobre eso, ya que desde el 2000 Italia ha crecido de promedio sólo un 0,9% anual. “La lógica política de buscar consensos ha prevalecido sobre la prudencia fiscal. La sostenibilidad corre riesgos. Italia es más vulnerable”, afirma el economista Lorenzo Codogno.
Por último, quedan incógnitas jurídicas. Tanto el presidente de la República, Sergio Mattarella, como el Tribunal Constitucional podrían bloquear o por lo menos ralentizar la aprobación del presupuesto. No obstante, como recuerda Codogno, “las próximas elecciones europeas en Italia serán un referéndum de facto no sólo sobre el gobierno, sino sobre Europa”.
MATTEO SALVINI
“Estamos listos para reclamar una indemnización a Europa”